martes, 26 de junio de 2012

Shakespeare in love aparece, tócate los cojones



Tiempo ha, como empezaría uno de esos a los que le gusta lo antiguo, que no escribo con relativa calma en el blog. Motivos no me faltan para huir de la escritura, tengo varios fantasmas que me golpean, tres dragones que echan fuego por la boca y prenden mis deseos de helio convirtiéndolos en inflamables, unos catorce elfos que se entretienen lanzándome flechas des una colina escondida y un maquinista que decide que el tren del ayer no arranca porque se quedó averiado en el pasado.

Con todos estos motivos no puedo tener una apuesta continua por el escribir, apenas siquiera puedo tener una apuesta por nada y como mucho me quedan puestas de sol para contemplar si mi estúpida forma de ser me lleva a ello. Es por ello que el escribir ahora es un trastorno que me agujerea el alma con balas de anhelos pasados, y eso no acaba de gustarme.

Hoy, por ser hoy o por ser un día más o, simplemente, porque de vez en cuando el espíritu te pega una hostia de esas que duelen y no sabes a cuento de qué vienen, hoy, como decía, me han aflorado dos lágrimas pensando en pasados que no fueron porque jamás se permitieron ser. Han aflorado tan levemente que no han humedecido mi piel, los surcos labrados por las mismas en anteriores ocasiones estaban esperando con los brazos abiertos el caudal salado para sentirse refrescados…pero no, no deslizaron por mi cara. Los párpados se encargaron de enjuagarlas y no alcanzaron el precipicio por el cual lanzarse para humedecer la cara.

Pero, sintiendo esto, pensé que debía escribir. No por nada. O sí. Pero debía hacerlo. Pensé que debía escribir en particular y en general. Pero el particular me lo contuve porque nunca lleva a nada y el general es este que aquí se lanza a un vacío de lectura que es ignorado por doquier y que no vale para nada, salvo para la propia prosa.

Hoy, entre miles de cenizas arrumbradas pñor el paso de tiempo, decidí escribir un poco. No historias de personajes creados en mi universo, no universos paraleos, no sobre bosques de los aqueos o cercanos al parnaso. No…hoy quería escribir sobre lo que pasa en un día de verano…y, amigos míos, desconocidos o conocidos…lo que he descrito es lo que pasa en el verano. En el mío.

Si tuviera que elegir canciones ahora serían The Last Train, You Were Always in my Mind, Green Eyes, Wild Horses, Shine on you crazy diamonds, Desperado, Don’t let the sun catch you crying…



Hoy es verano, hace calor, plomo sobre nuestros pasos. Hoy Shakespeare apareció en forma de soneto extraño, hoy las llamadas de un Shakespeare enamorado aparecieron en el recuerdo de películas imposibles, de teatros isabelinos olvidados, de siglos de literatura inglesa desechada, de ganas de ver cine…pero no sé...creo que esta peli me decepcionaría si volviera a verla...

lunes, 18 de junio de 2012

Combate irreal con brazos caidos


Pongo Segundo Asalto de Love of Lesbian, cuenta como una historia se varía porque alguien no sabe manejarla. Y creo que Pergúmeno curado de su imagen puede cantarla…vayamos a ver qué hace.

Pergúmeno hablando a Musa con la duda de que le oiga

El segundo asalto de tu recuerdo ya no duele, ya no es como antes. Pero tu insistes, Musa, en golpear desde el hielo de tu interior. Es algo extraño, porque es verdad que a quien te ayuda lo rechazas sin pensar y conmigo has hecho igual.

Y ahora solo hablo yo, para romper el silencio del largo enero. Pero tu reinado de silencio no es más que una falsedad, y sé que ahora soy incómodo que aparezca para romper la frialdad que impones. Yo no hice nada, solo fuiste tú quien te dedicaste a golpear bien, y tus pasos se alejaron en cantidad de cien veces cien, solo por estar alejada de quien te hace bien y no pretende más que tu sonrisa y tus palabras.

Pero ya está todo atrás, ahora el hielo es un elemento más del paisaje que te rodea, estás en tu bloque de nieve sin derretir y yo solo puedo hablar notando tu incomodidad al escucharme.

Todas las decisiones fueron elaboradas en tu laboratorio de neones imposibles, combinando elementos extraños para lograr un filtro de lejanía invernal mezclado con golpes de los asaltos que decidiste librar a base de impactos sobre los puentes que mis manos tendieron para ayudarte.

Ganas tu segundo asalto…y lo haces bien. Tú sabrás, Musa, tú sabrás.


¿Dónde…

…quedaron tus pies descalzos caminando?