domingo, 29 de diciembre de 2013

Si no fuera por la gente normal


No son horas de estar despierto, Ni e escribir nada de nada. No son horas, al fin y al cabo. Y aquí me ando escribiendo lo estúpido que es el ser humano. Y más cuando es familiar. Una estupidez en grado superlativo, infinito, paralela a la distancia de alpha centauri a la tierra. Una estupidez que está ahí.

Y nadie le dice nada al estúpido. Por pudor, negligencia, imbecilidad, aquiescencia, temor, timidez…por lo que sea, nadie le dice nada al estúpido, y el estúpido sigue a sus anchas.
Menuda puta mierda.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Música de guardia


Portishead y Chet Baker vigilan mi patio de armas estas navidades. Las circundan en paseos reiterados alrededor de mis días. No son malos vigilantes, Beth Gibbons no se lleva mal con el trompetista de Oklahoma, de vez en cuando se cambian la guardia y se interpretan mi funny valentine.

Estos días de frío invernal como la estación al menos tienen la decencia de conservar la temperatura merecedora de las fechas. No me parece bien un invierno, y menos aún unas navidades, con días de temperatura agradable y sol permanente. Y lo mejor para el frío es el trip hop con trompeta guardián.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Motivos invernales



Me pongo a escribir y salen cosas, dejé de escribir hace unas semanas,...y parece que algunas ganas surgen...

El día escondido en la esquina
y tú paseando sin destino
buscando rimas en clave de fa
sinsentido en la palma de un castizo.

Contrabajos con la pluma del rencor,
sonidos olvidados, tus labios, desatino,
con las almas ultrajadas sin querer
y un piano resonando en tus oídos.

Invierno de colores, todos grises,
y la luz con un espíritu cansino
jugando con tus ojos por jugar
y tus ojos se muestran desabridos

Déjalo ya bereber sin tregua,
olvida tu pasado beduino,
entretente en la plazuela del invierno
que luego ya vendrán los días de calor.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Jazz para invierno...


No sé porqué en esta época siempre me da por el jazz, debe ser porque paso más tiempo en casa y porque me resulta cálido. Empiezo por cosas de Phil Spector y suelo terminar inevitablemente en sonidos negros y blancos, hecho por blancos y negros. Sonidos sin colores y brillantes, música de humo y corbatas moviéndose. Precursores del rhytm and blues o no, soul a medias, estándares o free, jazz modal o bebop, guitarras belgas o voces melódicas, Sinatra o trompetas, Baker o pianos, Monk o saxos, Mulligan o voces y volvemos al principio.

Esta época es muy de jazz para mí, al menos este año y creo que otros años también, tengo más tiempo que otras veces porque el invierno es época de minutos largos y el verano de horas cortas, en el invierno la noche te invita a un cigarro con Dexter Gordon de fondo y el verano te invita a cerveza con Blur. Son cosas de las estaciones, a mí que me registren.

Los días se suceden en una fiesta eterna que no entiendo, y me acompaña that old feeling.

El día se sucede en sonidos de jazz, me gusta.

martes, 24 de diciembre de 2013

Nostalgia




Soy tan nostálgico que abandono el presente hasta que se convierte en pasado para luego poder echarlo de menos.

Disfruta tú de la Navidad, total, hay tantas mentiras...



No me gusta la Navidad. Nunca me ha gustado. Y no es una moda, no es que ahora esté guay decir eso. Yo lo he dicho toda mi vida. Es más, quizás últimamente lo decía menos, pero siempre hay alguien o algo que me recuerda porque es una puta mierda la Navidad.

De pequeño lo pasaba mal, no eran grandes días salvo por las vacaciones, pero a mí las vacaciones que me gustaban eran las de verano…y tampoco mucho. No es que me gustara levantarme para ir al cole, es que mi tiempo libre siempre fue una miseria, un cúmulo de deseos no consumados, una presión de alegría resuelta en decepción. Y en Navidad más. En Navidad más porque la cena familiar se tornaba en disputas agrias, malos rollos, soberbia y gritos sin sentido. Y los días que no había cena eran días de sobrellevar los efectos de la cena o de esperar la siguiente cena con nuevos gritos y nuevos malos rollos.

Todo eso embadurnado por la espera a cumplir un año más porque, además, cumplo años en estas fechas. Y siempre, desde pequeño, llevé fatal lo de cumplir años. Recuerdo llorar con unos 8 años el día que mi madre vino a felicitarme…no quería cumplir años, no quería crecer. Desde pequeño era un Peter Pan sin saberlo…y sin saber lo cool que sería más adelante decir que tenías síndrome de Peter Pan. A todos los que dicen eso me gustaría preguntarles si alguna vez han leído Peter Pan en Kensington Gardens o El Pájaro Blanco, donde no hay ni Garfios ni Nunca Jamás…solamente el relato de un niño que vive en los jardines de Kensington, el original Peter Pan de Barrie.

La Navidad, esa mentira que produce estrés emocional porque tienes la obligación de ser feliz. Menuda tontería. La obligación de sonreír, de olvidar rencillas, de reencontrarte con la gente. Menuda estupidez. La mierda de esta sociedad nos impone un modelo de conducta de lo que está bien y lo que está mal y si no te lo tragas eres un inadaptado. Un outsider. Yo.

Y yo me cojo la muerte de Ivan Illich como cuento para leer en estas fechas. Y es duro, nadie lo aceptaría como apropiado para estas fiestas. Pero a mí me gusta por lo descarnado y auténtico. No le sobra una palabra. La realidad no es la Navidad, la realidad es dura y persistente.

No me gusta la Navidad. Odio envolver regalos, siempre rompo el papel o se me queda pegado el celo y el resultado final de cualquier regalo envuelto por mí podría competir con la cara del mismísimo Frankenstein plagada de costurones. Otra mierda más de la Navidad…

Y me preguntan si de pequeño no estaba contento por los regalos. A mí los regalos me llegaban en Reyes y solo tenía un día para disfrutarlos. Y sí, ese día era especial, pero no entendía el tormento que había que pasar para llegar al mismo. Nunca entendí eso.

No entiendo lo de paz y amor, no entiendo nada de las mentiras que nos empeñamos en decirnos.

Solo entiendo algo el día de Nochevieja como fin de año. Y quizás si celebráramos el solsticio como marca anual para las cosechas o recolecciones o vete tú a saber, también. Pero celebramos la Navidad como el nacimiento de un niño que nació en marzo pero que a muchos les vino bien cambiarle la fecha y teñirlo de “ahora todos tenéis que ser felices mientras yo sigo a lo mío que es tomaros el pelo y vivir mejor que vosotros”.

La Navidad…menuda mierda. Prefiero al Aleti campeón de Liga. O a Peter Pan en Kensington.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Unas letras...u otras



Acostumbrado a no verte
A no ver tus ojos negros o grises
Con el son de no tenerte
Con los besos que no diste
Acostumbrado a no escucharte
A no aliviarme en tus palabras
Sin la sombre de tu arte
Sin la siembra del que labra
Acostumbrado, yo que sé
A que no existas
A que seas un fantasma
A que seas un rumor en la distancia
Construida por deseo de mis ansias
Te pinté en mil versos inventados
Recreé un deseo imaginado
Y lo mismo no estás en ningún lado
Tan solo eres ilusión de un solo trago
O quizás la letra de otro fado...

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Sólo, o solamente


Solamente quedan los minutos en el reloj de arena que consume los días de tu paraíso. Tu paraíso queda consumido por desilusión y ese reloj ya sólo marca minutos, ni una hora...mucho menos un día.
Solamente quedan las destrezas olvidadas en el tiempo, aquellos malabares que tanto y tanto te gustaba mostrarme.
Solamente queda la barra de un bar desconocido y escondido donde me contabas cuanto querías esconderte.
Solamente quedan unas cuantas migas de lamentos, un porrón de lágrimas sin sal y un buen montón de inviernos encendidos por el deseo. Y todo eso mezclado solo es el hollín de tus miserias, la flor de mis tristezas.
Solamente quedan caballos árabes donde cabalgabas hace tanto tiempo que ya se te ha olvidado el viento contra tu cara mientras trotabas en pos de un sueño que nunca dormiste.
Solamente quedan los números para contar porque ya no tienes historias que contar.
Solamente realidades, mundanas, rutinas, sin magia, directas, aburridas, toscas, poco interesantes.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Esos estándares...



Suena Gershwin, y me acuerdo de todo lo que me gusta. Me acuerdo de Rhapsody in Blue, maravillosa composicón. Y me pongo el disco de Ella Fitzgerald, el songbook. Maravilloso.
Creo que esta es la música de los años 20, esta y la de Cole Porter…si bien es cierto, también lo es que en los treinta se asentaron como los más grandes compositores de melodías musicales broadwarianas o como se queira decir. Gershwin en los años veinte ya nos trajo su american in Paris, y Porter dio el salto en el 28, siendo más de los 30, cuando el Fitzgerald escritor iba en decadencia a la vez ue escribía la maravillosa Tender is the night.
Sus canciones son maravillosas, yo me quedo con ellos, aunque Rodgers y Hart son otros grandes. Pero qué le voy a hacer. Soy Porter y de Gershwin, con ellos empecé a disfrutar de esa música y me siguen teniendo rendido a sus coplas.
Qué gran palabra, copla.
Curiosamente copla no es canción, es estrofa o composición poética. Es la letra…con lo cual Gershwin está bien si lo entendemos como Ira, el hermano y letrista. En el caso de Porter vale porque también escribía la letra.
Y no sé porqué me ha dado por escribir esto.



Los asesinos de la inteligencia no llevan armas y son gente tranquila...

  Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martillea...