lunes, 31 de marzo de 2014

Realidad inversa, o cómo pensar que no te equivocas



Vivimos en el error constante de pensar que nuestro pensamiento no está sometido al error del pensamiento ajeno. Pensamos que nosotros somos infalibles y terminamos pensando que el de enfrente es un pobre imbécil que o bien es un hijodeputa a exterminar o bien es un idiota al que ayudar. Ambas ideas son erróneas, son el producto de una realidad inversa, la de pensar que si haces algo bien es porque eres mejor que el “otro” y por tanto estás dotado de un talento especial. Eso es lo inverso de lo real, partiendo de un hecho cierto como pueda ser una acertada descripción de la realidad, deduces inversamente que eres tú el que determina lo que es la realidad y solo tú puedes hacerlo. Tú y aquellos que tú decides que están en tu élite.

De ahí a empezar a hacer presentaciones en powerpoint ya solo hay un pequeño paso. Es el momento, cuando das el paso de tu primer ppt iluminado, cuando ya te conviertes en un perfecto estúpido. En ese instante tienes los dos caminos descritos, convertirte en un Hitler en potencia que tiene que sobrellevar al gilipollas de enfrente –si puedes exterminarlo serías feliz- o bien te crees una madre Teresa de Calcuta que tiene que enseñar el bien el de enfrente que es un muerto de hambre intelectual. La realidad, la que no es inversa, es que el gilipollas es el que adquiere esa conciencia.

Los powerpoint se convierten en el arma de estos pazguatos de mente, son unos dictadores de salón, que se cagan en salones grandes y que a sus guardias de corp o bien les intimidan con sendas demostraciones de tiranía o bien les predican el bien de la obediencia como parte de la adoración de su supremacía. Y luego les pedirán que hagan un powerpoint. Estarán miles de horas haciendo powerpoint, sin ver Julio Cesar, sin leer a Cocteau, sin apreciar a Sargent, sin escuchar a Zimmermman ni conocer a Holden Cauldfield. Pero tendrán mil transparencias...o slides que suena muy bien. Con miles de slides podrás proponer tu visión del mundo, exigirás a los de abajo que piensen igual y a los de arriba les darás las respuesta que quieren oir. Ese es el camino de la realidad inversa. Ese el el mundo donde vivimos con personas que han olvidado que las herramientas son para ayudar y no un objetivo, el mundo donde el simple se convierte en el que decide las pautas, el mundo donde la crítica es un lujo que no te puedes permitir.

Vivimos en la realidad inversa, donde el patán es el líder y el dinero decide qué patán tiene que poner para que se crea que es mejor que nadie cuando en realidad es el más manejado.

A veces los patanes se vuelven brutos e invaden Polonia...otras veces son protagonistas de libros maravillosos como El Americano Impasible (o tranquilo).


Esto es lo que nos rodea. Y no veo que nadie quiera salir del recinto.

domingo, 30 de marzo de 2014

Viendo cine...con mayúsculas




The Searchers…Centauros del Desierto, posiblemente el mejor título que la estupidez patria cambió. Hoy la he vuelto a ver…hacía mil años que no lo hacía. Y se me saltaron las lágrimas al final, cuando Ethan recoge a Debbie, ante el temor de Marty, y la coge en su  brazos tras la huida desesperada de ella entre acantilados imposibles. La abraza, la arrulla y le dice “es hora de volver a casa”, y yo con las lágrimas en los ojos. ¡Qué película!, ¡qué director!, que suerte verla y disfrutarla.

Hace días,meses, años que estoy olvidado de mí mismo y estas cosas me retoman, en un circunloquio extraño yo mismo me retomo, estos momentos, estas películas me hacen recordar lo que me era. Pueden ser películas o canciones, novelas o discos, de una u otra forma son recuerdos que me hacen ponerme en un sitio que no sé si es bueno o mal, un sitio construido sobre un cúmulo de despropósitos basados en un edificio de cultura esnob que me maravilla. Soy una mierda, pero esa es la mierda que me vuelve loco, el cine de John Ford, el jazz de Chet Baker, la música de The Beatles, la literatura de Fitzgerald. Yo soy esa mierda, esos poemas de Poe o Baudelaire, esos versos de Shakespeare que no se supieron apreciar, esos recuerdos, esos acordes, esas canciones, esas frases...un blanco, un caballo, y un indio que se come al caballo...Eso…

Hoy visto The Searchers y he llorado como un niño, disfrutándola como un imbécil. Tengo que pillar ahora My Darling Clementine.



martes, 18 de marzo de 2014

Y cosas, y cosas...


El momento del azar nunca se me antoja gracioso, siempre me deja sorprendido. A veces te viene bien, otras al contrario, pero siempre tiene un punto de antojo del destino que no me gusta sentir. Es Match Point, la película de Allen...el azar hace que la vida de alguien sea respetada o denostada. Una bola, que se pasea por la red, un anillo que baila una danza ancestral sobre una barandilla para luego decidir de qué lado cae. El azar es caprichoso porque esa es su esencia.

Reflexiono sobre esto sin más, por no pensar en desiertos o tribus de beduinos que caminan contra el viento con denuedo insistente. Sin saber si más allá de esa duna habrá un oasis, sin saber si uno de ellos llegará a la ciudad donde asentarse con tranquilidad y convertirse en un potentado burgués de tiempos romanos o un casanova en versión mauritana.

Reflexiono en tendencias infinitas hacia el universo que contempla nuestros días. Universos que ahora son mejor comprendidos en la física y que a mí se me revelan fascinantes. Física teórica con astrofísica para contarnos la historia del primer segundo de algo que nadie sabe lo que era y fuera de lo cual no había nada. Con partículas sin ser y un nuevo éter llamado espacio-tiempo que no es pero que sustenta todo. Y nos preguntamos que es la nada que hay más allá de los límites del universo en expansión, y eso me sugiere letras psicodélicas sin pies ni cabeza pero con más sentido que muchas tonterías que uno escucha por radio y televisión.

No estás sin estar ni ser ni vete tú a saber
No estás porque pasas de la herida en el mentón,
La de la caída, la que te curaba para darte un empujón
Y poder ver de nuevo tu sangre correr.

No estar es una forma distinta de ser,
Es tener una cortina de pastiche en el salón
Ocultarte bajo ella y escuchar en un rincón
Y pensar que solo ves lo que pasaba en el después.

Y la mierda de los ratos que escondiste
Bien manchados con estiércol del pensar
Ya te agotan ya no puedes aguantar
Que tus besos se te pierdan y tu rostro vuelvan triste.




lunes, 3 de marzo de 2014

Marzo



Escribo ahora porque es marzo, porque febrero no existió salvo para honrar al gran héroe colchonero.
Escribo ahora por empezar marzo con palabras y por quitarme el lacerante cautiverio de la escritura mensual. Así desparece, con 30 días de plazo, sin más ni más, sin menos ni menos.

Escribo ahora, con la sensación de que escribir es una tortura que me encanta sufrir y que apenas cumplo.

Escribo ahora pensando que quiero continuar mi cuento de verano y seguir contando las historias de un Nino desubicado, un outsider educado, un sinfín de lo empezado, loco destartalado, angel desangelado, mohíno y también cansado. Historias de un verano de Nino, de ese Nino que es inventado.

Escribo unas letras sin hablar del derbi que pa qué, escribo y escribo pero sin sentido, escribo pensando en Luis y en Paco, en dos genios, del balón y de la guitarra, que se piraron en febrero y que deben andar volviendo loco a San Pedro, el uno quitándole el balón y rompiendo los cristales y el otro tocando la guitarra a deshoras, cuando la siesta, despertando a todos los santos al toque de las seis cuerdas, entre dos o más aguas.

Escribo unas letras porque es marzo, el segundo del mes y de madrugada convirtiéndose en el tercero.

Escribo porque pienso que la mujer es plata y el hombre bronce, la mujer es oro y el hombre estaño, la mujer vive y el hombre sobrevive, la mujer está y el hombre es, la mujer es y el hombre está, la mujer sopla y el hombre observa el viento, la mujer es tempestad y el hombre ciñe las velas.

Escribo esto porque sí, porque es hora de escribir.

¿Dónde…

…quedaron tus pies descalzos caminando?