domingo, 25 de noviembre de 2018

Si pudiera

Si pudiera,
ver ojos despiertos
ver tus ojos enamorados.
Si pudiera,
ver manos suaves
ver tus manos enamoradas.
Si pudiera,
oler fragancias dulces
oler tu fragancia enamorada.
Si pudiera,
sentir pieles excitadas
sentir tu piel excitada en mi abrazo. Sentir tus piernas abrazándome, sentir que lleno tu deseo con mi deseo, sentir...lo que no  sentimos.
Si pudiera...cantar una canción con lo posible.

Historias de Sarah y Chuck

Sarah "Queen" Chattisier era la reina de las calles del bajo Oeste de la ciudad. De ahí su apelativo, nadie podía mover un dedo sin que ella se enterase. Nadie era más listo que ella y nadie escapaba a su ira si hacías algo que le supusiera una molestia. Y cuando digo nadie es nadie.

Pero Sarah estaba enamorada, de un juez, joven, algo inocente, recordaba a Ramson Stoddard, el que no mató a Liberty Valance. Chuck Naifman, era su amor imposible. Sarah vivía en los suburbios, su alimento era lo ilegal, su bebida la extorsión y su aire el poder, todo incompatible para una persona como Chuck que había crecido en una buena familia, respetada a más no poder por los estamentos públicos de la ciudad. Los Naifman tenían una larga tradición de actividades filantrópicas, un altruismo desmedido y un elevado sentido de la rectitud y la moral. Y Chuck había logrado llegar a juez de una manera impoluta y con un historial de carrera envidiable por todos. Número uno de su promoción, trabajos sociales durante los veranos, gran vecino y soltero de oro. No se le conocía pareja, algunos decían que tuvo una novia pero que tuvo que dejarla para no despistar un segundo de su esfuerzo en la universidad. Nadie la había visto pero era el rumor, el único, que circulaba.

Sarah conoció a Chuck una noche calurosa de verano, de esas noches donde parece que el aire del infierno sale por las alcantarillas. Sarah estaba en el Queen's Valley, el local más lujoso que regentaba, donde algunos políticos aparecían de vez en cuando a cerrar tratos con empresarios o con políticos de la facción contraria. Esa noche Sarah pensaba que dormiría sola, lo cual se le antojaba un fastidio pues era una noche donde el aroma a sexo se vuelve denso y sucio por los sudores y Sarah adoraba el sexo sucio. Pero también era una noche donde las calles se pegan a tus pies para no dejarte volver a casa a dormir así que dudaba que pasaría, y eso le encantaba, improvisar era fascinante de vez en cuando.

Chuck se presentó en el Queen's Valley acompañado de Will Tenderly, escritor y amigo de Chuck, y de Sam Davidson, abogado y compañero de carrera.

Raras imágenes

  • Es fácil, le das al botón de "ignore" y ya no sabrás más de él.
  • Pero...¿desaparecerá de mi vida?
  • Bueno, siempre que tengas el botón de "ignore" pulsado, sí.
  • ¿Eso quiere decir que tengo que tener mi dedo permanentemente en el botón?
Alice McHatesand tenía la cara desencajada, solamente quería librarse de la presencia de Jim Horrowful. El mismo que hacía apenas dos semanas había estado en su jardín besándola a espaldas de su marido. Su marido era el propio Jim pero cuando follaba con él pensaba que le ponía los cuernos e imaginaba que ese Jim no era su marido. Eran los entornos los que cambiaban

Pero Alice no entendía de entornos, ni de circunstancias, ni siquiera entendía el periódico porque se liaba entre las noticias nacionales y foráneas.  Alice sólo entendía de zapatos y del color del vestido de sus 3 hijas. Su marido Jim entendía de las noches, del pasado, de la mañana que llegaba y del olor a sexo cada día satisfecho por una taza de café recién hecho mezclando en su nariz el aroma de la cafetera con el olor del coño de Alice que acababa de saborear.

Pero Alice tenía un admirador en una red social, y no sabía qué hacer con él. No era feliz con su marido pero tampoco quería sentir unos labios distintos. Realmente no quería sentir ningún labio, ni los de Jim ni los de un extraño...porque Alice simplemente era tan perfecta que el único lugar donde podía sentir una pequeña satisfacción era en universo rodeada de sus hijas multiplicadas por mil, mil réplicas incesantes a su alrededor con mil vestidos elegidos por Alice y, si era posible, alguna réplica de ella misma, de Alice con unos preciosos zapatos.

Jim, por otro lado, era tan normal que entendía que follar era algo que molaba mogollón y que si no lo hacías con tu pareja entonces había un problema...fácilmente resoluble pagando o, no tan fácilmente, enamorándote de otra persona que se enamorara de ti y que le molara el sexo tanto como a él. Esta opción era una ecuación diofántica muy complicada.

Pero Alice no entendía nada de sexo y la vida le resultaba un constante trámite de papeles para demostrar quién sabe qué.

Y Jim miraba...a  Alice o al chaflán de la esquina que se dibujaba entre el cuello de Alice y el ir y venir de la gente. Y preguntó:
- Alice,...es tu nombre ¿o es en honor de Alice?

Los asesinos de la inteligencia no llevan armas y son gente tranquila...

  Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martillea...