Suenan The Beatles una vez más, mi asidero eterno. No soy
nada sin ellos, apenas una bruma, un tío que curra y se sumerge en la rueda
inmemorial. No soy nada sin aquellos que me hacen ser. Sé donde andan quienes
me hacen ser lo que quiero o deseo. Luego hay otros que me hacen ser lo que
vanitas vanitatum et avida dollars para mala conciencia.
Suenan y suenan allá donde viajes en mi cabeza, cada esquina
tiene un poco de John, Paul, George y Ringo. Todos los rincones que escondo
tienen acordes de los 4 fab. Solo que a veces me olvido. Y luego me acuerdo de
Bowie o de Yorke o de Jagger o de Sting…o de Coltrane o de Baker o de Holiday,
o de Sinatra, Fitzgerald y ese apellido me vale pa dos.
Soy lo que era o quería ser o lo que imaginé que podía construir
o lo que soñaba por las noches con la mente despierta. Soy trozos compuestos de
muchos que no son yo.
Y siempre llegan, cuando uno anda por desiertos remotos sin
caravanas de nómadas que le asistan aparecen ellos. Con cara de broma, soltando
risas, tendiendo su mano aparecen los cuatro de Liverpool para decirme “hey,
estamos aquí, vamos tío, vamos!”
Están siempre, me sueltan un “don’t let me down!” y me quedo
pensando qué hacen en una azotea. Allí, con abrigos tocando para mí.
Gracias…