Me despierto de sueños intangibles
de mundos sin delirios
menos hoscos
mejor amueblados
con aromas de jengibre
Me despierto, me vuelvo reconocible
con esta cara de castigo
gesto tosco
siempre cansado
quizás demasiado sensible.
El color de la estación apenas desplaza mis pasos
del sendero torturante, de la horrible linde
color ocre de manto otoñal acompañándome sombrío
más que manto, mortaja del luminoso estío,
imposible de evitar la tristeza en el parnaso
el lamento que me arrasa de manera terrible
pareciese como el susurro que empuja un navío
sin más destino que un perpetuo e inmortal océano vacío