No hay héroes,
no hay delfines,
ni reyes
ni princesas.
Esta muralla la forjaste sin puertas,
sin resquicios para los héroes,
sin pensar en otro amor
que el de tu acordeón entre bambalinas.
Sin nada nuevo o sin estrenar,
ni siquiera una bebida dulce
para ebriar un deseo real
porque no quisiste ser amante
de un rey de un desierto sin arena
Porque te movías como una mantis
buscando devorar cabezas,
Sin futuro, sin vida
sin un día para ser héroes
solo pensábamos perdurar
¿Qué me dices?
Sin un pasado donde viera
tus manos lanzando
un par de baldosas, o quizás tres
por donde caminar o nadar.
Pero no dejaste nada,
sólo me hablaste de una manta de diamantes
eterna en un eterno poema de un solo día
y eso entendí cuando me sonreías.
Y no pudimos ser héroes
porque negaste que ser héroes
era el recordar que el triunfo
es vivir cada día
aunque seamos nadadores
en cuevas imposibles.
Ser héroes por un día
es serlos por siempre
pero no entendiste que un día
era todo el tiempo que tenías en tu libreta.
Y el muro no se caía
pero yo hacía fotos desde la esquina
para que un escriba de otro mundo
te lo contara al amanecer,
te dijera que pudimos ser héroes
aunque fuera solo por un día.