Letras sueltas del diario de Pergúmeno cuando intentó tocar la cítara...
No sé si quedan corpúsculos que navegan entre nubes de
algodón, no sé siquiera si existen nubes de algodón, no sé lo que pretendo ni
dejo de pretender al escribir. No sé si enviar palabras por el universo
cibernético vale de algo, no sé si el sonido de una melodía que grita que te
está esperando significa algo, no sé si te estoy perdiendo por ser de una o de
otr forma, no sé qué hacer si me dejas del todo porque tu recuerdo existe en
las galaxias de mi pensamiento una y otra vez. Y sé que no me amarás ni me querrás,
pero solo queda la esperanza de que no me desprecies…pero quizás esa esperanza
es inútil y me vas a desprecias una y otra vez, cada vez que me veas. No sé qué
soy, pero soy algo.
Entonar canciones es algo real y a la vez algo imaginario.
Algo que te pasa una noche y que luego se difumina entre nubes de deseo. Tocar
música con amigos es sublime y en un escenario es extraño, droga sin nombre,
que hace que pases por encima de todo durante noventa minutos, extraño placer,
extraño sentir. Tocar entre amigos, tocar, tocar es un universo en sí mismo.
Desnudarme en tu habitación es una quimera que tiene muchas
partes de temor, otras de olores adolescentes, otras de timidez no superada y
una gran porción de almizcle. El hecho es que no sé donde está tu habitación ni
quien eres tú. Hace días, meses, años, años,…que te identifiqué con unas notas
de guitarra. Y desde entonces no soy yo sino unos acordes perdidos.
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