Es un punto extraño en el escaparate encontrarte con un
vestido de Channel en medio de dos orugas que tocan el violín. Ese momento te
sorprende en una pirueta de velocidad impresionante ante las virtudes del salto
que comprende la realidad. Ese momento lo guardas en el bolsillo del olvido
para que, cuando no tengas nada que quiera desaparecer, tirar de ese instante.
Son instantes que valen de repuestos a la rutina del desmemoriado que saltó en
una pértiga infinita al otro lado del resguardo que era el patio de lo normal.
Y el caso es que entre 3 melocotones escondidos en el acervo
del azar encontraste una máquina unidimensional de adivinanzas, para
entretenerte hacia atrás en planificaciones del pasado que tienen hitos que se
cumplieron y no pudiste planificar, lo cual es tremendamente desagradable.
Y las cadenas del día a día se convierten en acero de azúcar
mientras que tus deseos son un millón de trozos de chocolate que echar al
desayuno de cada mañana, con una perspectiva de cacao eterno para entretenerte
cada día.
Y si te encierras entre ti mismo, qué tal una canción como
Maniobras de Escapismo???