MUSGO
Tus palabras parecen
aferrarse a tu
conciencia.
Se agarran a lo debido,
como el musgo brota en
piedra.
Como el musgo bien
sujeto,
impertérrito al
invierno,
duradero,
aferrado,
bien asido al mineral.
Mis palabras son más de
lo liviano,
temblorosas,
como hojas otoñales
sacudidas por un viento
caporal.
Arrancadas,
de ese árbol que
tranquilo
mira el tiempo,
y yo pienso enmudecido
que en la nueva
primavera,
en los brotes de las
hojas,
el presente será igual
que aquellas que
pasaron.
Y estas nuevas
sin remedio volverán
a pasar por otro otoño,
volverán a caer,
volverán a temblar.
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