Nada hay como The Beatles, nada hay como escucharlos, nada
hay como sus canciones, nada hay como verlos, nada hay como disfrutar de cada
uno de sus acordes.
He visto sus dos películas con Dick Lester, y verlos me
produce un cúmulo de sensaciones familiares, esas con las que he crecido.
Saberme de memoria todas las canciones, enamorarme de cada uno de ellos en cada
escena, en cada verso, en cada palabra, en cada acorde. No hay nada que pueda
pensar tan grande como The Beatles, ni el imperio español, ni la civilización
romana, ni las pirámides de Egipto, ni la obra de Picasso, Goya y Velázquez
juntos, ni las obras completas de Proust, ni la filmografía de John Ford, ni
todos los gags de Monty Pyton, ni la obra de Leonardo da Vinci. Nada hay como
The Beatles, nada que me haga sentir igual.
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