Cuando llevas algo al límite tienes dos opciones, o mil. Pero
una de ellas es sentarte y escuchar la canción cantada por Randy Meisner en el
disco One of these nights. Si eliges ésta seguro que te da por pensar, salvo
que seas un, como dice mi hermano, “indigente mental”.
Siempre tienes un nuevo reto, si ya has visto todo, siempre
tendrás algo nuevo que ver. Eso es contradictorio pero es así, y no lo digo yo,
lo dicen Eagles. Y,cojones, si lo dicen ellos y no lo entiendes es que eres un perfecto gilipollas. Cuando no hay nada en lo que creer siempre puedes volver a lo
que te hacía sentir vivo, creer en lo que creías…¿por qué no?
Una vez más, siempre una vez más. Salvo que decidas que no.
La canción, que parece triste, en realidad es un canto a la esperanza, a seguir intentando dar un paso adelante.
Y sin embargo no vemos nada, yo no veo nada porque no tengo
narices para ponerlo delante. Soy un ciego estúpido mental. Soy una mierda que
una de estas noches querría acercarse a la ladera de tu cama para mirarla sin
saber como escalar tu montaña. La montaña que tantas veces aparece con
diamantes y deseos mezclados en las letras de Glen Frey. Sin saber qué poner me
pongo canciones para pensar en que en uno de estos sueños te colaste y eso
nunca había pasado. Sueños con pecados de dólares buscados en piedras que
escondías en tu regazo, noches tranquilas que se convertían en gritos descabellados.
Gritos para besar cada paso que pudieras dar mientras yo componía poemas
imposibles teñidos de añil y con sabor a caramelo agrio. Poemas de vino y
rosas jamás plantadas. Una de estas noches que nunca serán.
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