Las cosas no ocurren, acontecen o suceden por azar. Tanto es así que el pasado te lleva a no entender las ocurrencias, acontecimientos o sucesos del presente.
Claro que si fuese azar entonces el pasado podría no explicar el presente.
O tal vez el que algo pueda explicarse es territorio del azar. O de la magia.
Jonas Muaht Sycnkwiecz pretendía buscar el hilo de cada hecho que había entrado o salido de su vida, pero solo encontraba un reguero de lágrimas que no se secaban. Algo extraño, pensó, cada mañana aparece este rastro desde mi alcoba hasta el umbral de la ducha donde se confunden con el agua.
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