Perdido en una locura de emociones, todas ellas de esas que duelen, de las que van minándote, de las que cuando te cruzas con alguien te dicen "¿qué coño te pasa?.
Y pasar, ese es el asunto, no pasa nada. En absoluto, nada, o más bien, pasan silencios, días tras días con silencios, velos de silencio que caen desde un cielo más allá de los dioses, por encima de las cenizas de mil millones de almas que amaron una mirada o una sonrisa. Silencios pétreos, cerraduras complicadas, nudos gorgianos de acero imposibles de romper. Nada más que el silencio en la habitación donde guardaba los llantos en una caja de Pandora. Alguien abrió el contenedor de la tristeza y ésta fue adueñándose de los pasos, los gestos, las miradas...cada una de mis expresiones pasó a ser una mueca de quien está perdido dentro de sí mismo.
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