Olas,
encuentros irredentos, diletantes,
cercanos en el tiempo
lejanos al instante.
Olas,
otro desencuentro, inquietante
perdidos sin remedio
eternos los desplantes.
Olas,
acaricio tu orilla gracias al viento
y el mar me dice que vuelva
infierno de Dante
y al cabo del día, salir del infierno
me asomo a tu plaza sueca
sin saber cómo mirarte.
Olas,
y me digo
¿Qué haces? ¡diantres!
el loco del desierto,
¿no recuerdas que eso es de antes?
¿acaso no sabes que ya no eres más que el loco de lo incierto?
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