Me censuraste cuando te vi
por acercarme con mis ojos
a tu bello cuerpo de alhelí
mientras yo era un despojo.
Enfurecida, del todo hostil
me arrebataste cualquier arrojo
y me escapé con el ferrocarril
con mis nervios en manojos.
Fuera, me espetabas desde el Sil
y hasta el Guadiana llegó tu enojo
jamás pensé mi ser tan vil
ni ser tratado como un piojo.
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