El mundo de este 2022 se ha ido deshaciendo desde enero hasta diciembre, como todos los años, y ahora nos quedan los vestigios del mismo como nuestro nuevo presente. Así empezamos otro año, con la herencia del pasado que, como decía Schopenhauer, tenemos que estudiar para entender mejor el futuro. Así nos hemos pasado doce meses desgranando un racimo que nos encontramos completo cada uno de enero.
Los balances no sé si hay que
hacerlos en diciembre o en junio, ambos son meses de cambio a estación extrema
en algunos países del hemisferio norte. Pero en diciembre en los países de
cultura latina, además, nos da por cambiar de año y ello hace que nos
planteemos de todo. Si el pasado fue bueno, cómo será el futuro, si este
presente es el que quiero, en qué he perdido el tiempo, si habrá alguna partida
que he ganado sin dejar muchos pelos en la gatera, si mi familia está bien y si
yo estoy bien con ella, si los amigos me entienden, si mi país va por dónde
tiene que ir y si podré comprarme un coche el mes que viene. Si me subirán de
categoría o si la vecina seguirá siendo tan amable y si uno evitará meterse en
problemas. Si todo funciona o si no. Si hay que sumar, restar o dormir por
aquello de la pereza matemática. Cuando uno cambia de año le da por volverse
financiero y hacer una cuenta de resultados y un balance en el cual el fondo de
maniobra nos deje suficiente margen para seguir pidiendo préstamos al entorno
emocional.
Los días pasan, y eso es algo que
no está en nuestra mano poder manejar, así que alguna cosa que nos queda es
poner buena banda sonora al paso del tiempo. Si además lo acompañas de buena
fotografía y un maravilloso elenco de actores pues, entonces, la película puede
tener buena pinta e, incluso, ser nominada a algún premio del sindicato de
actores, preludio de los Oscar.
Este diciembre, prácticamente
hace una semana, he descubierto unos cuantos discos, dos de ellos ya los he adquirido
porque me estoy machacando la cabeza con ellos. The Smile y Regina Spektor van
a pasar a formar parte de mis discos sin abrir –o quizás los abra- porque llevo
días con ellos a todo meter por Spotify y cuando me lleguen los CDs no tendré
que abrirlos para escucharlos… La buena de Regina me ha sorprendido por varios
motivos, el sonido me llena de buen rollo, dicho así parece una mierda de
frase, pero es lo que es. Me suena bello al tiempo que moderno, una voz tierna
y dulce que no se arredra ante melodías más toscas como Sugarman ni renuncia a
temas con sensaciones sesenteras y aproximaciones clásicas como What Might Have
Been –a mí me suena a paraíso perdido, fíjate tú-. Maravilloso descubrimiento
esta mujer de la que jamás había oído hablar. Una alegría.
En cuanto a The Smile…bueno, es
mi “más de lo mismo”. Es Radiohead a medias, pero es Radiohead, es mi disco del
año de Radiohead, el año pasado fue el de Ed O’Brian y este pues toca este que
ya me ha capturado con canciones como You Will Never Work On Television Again,
que me suena a unos ritmos agresivos fantásticos de la banda de Oxford. Estupenda
aportación para un fan de estos tipos, mezclando la electrónica con lo
alternativo. Para mí da un punto más interesante que el A Moon Shaped
Pool…último larga duración de la banda. También es cierto que en abril me pillé
el Kid A Mnesia pero eso no se puede considerar nuevo disco.
Este tiempo de acometer una nueva
vuelta de la tierra al sol yo lo utilizo para evaluar los sonidos del anterior
giro, voy con meses de retraso con respecto a las publicaciones…he mejorado,
cuando tenía veinte años iba con décadas de retraso, poco a poco he ido
reduciendo la distancia. Pero eso no es óbice para descubrir músicas antiguas,
siempre tengo algo pendiente de los sesenta o setenta por investigar, o de los
ochenta, que, aunque siempre los he despreciado un poco, pueden traerme
momentos de felicidad en forma de discos ignotos para mí.
El caso es que hablando de
balances y de fines de año y comienzos de otro he colado el punto musical, y lo
mismo por eso empecé a escribir este texto. Porque la música sigue siendo el día
a día donde llueve menos.
Madrid 3 de enero 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario