Volver de Semana Santa es como volver de un sitio en el que
no estabas especialmente bien pero que tampoco te apetecía dejar del todo. Es
una vuelta extraña porque no has tenido el suficiente tiempo para cansarte de
las vacaciones pero se queda largo para lo poco que uno llega a hacer…o al
revés, se queda corto porque tienes la suerte de empezar algo interesante pero
te quedas jodido porque no acabas de disfrutarlo por lo escaso del tiempo que
tienes por delante.
El no estar especialmente bien puede ser porque es una
rutina extraña, porque es un escape artificial, porque no eres tú mismo o
porque el tiempo es demasiado corto para los planes. El no querer dejarlo puede
ser porque no quieres volver a la rutina habitual, porque el escape es una
liberación, porque sabes que tampoco serás tú mismo en la vuelta o porque
quieres que el tiempo sea más largo para los planes.
Al final la Semana Santa la disfrutan de verdad los
hosteleros y los fervientes aficionados a las procesiones. Una buena procesión
satisface a todo el mundo alrededor, al que anda debajo de la talla
correspondiente, costalero de pro, porque está culminando todo un año de
preparación, al devoto sea costalero o seguido a pies juntillas y a veces
descalzos de lo que ve, al turista que va a observar la curiosa interpretación
de la religiosidad del pueblo de turno –con gritos de saeta en Andalucía y con
silencio terrorífico en la antigua Castilla-, y al hostelero que aprovecha las
multitudes para hacer el agosto en marzo o abril.
Pero si eres turista de los de disfrutar de tardes
tranquilas o noches divertidas, si quieres leer o escuchar buen rock, si
necesitas del libro amigo o de los amigos con quien cantar una canción de
Oasis, si te gusta la sensación del estómago cosquilleante…entonces creo que
tienes que buscar una alternativa la procesión de rigor.
Mis viernes de pasión andan por el olvido, no sé si alguna
vez hablé de esto en alguna parte de este miserable blog. Recuerdo viernes
plagados de embriaguez con la Velvet Underground y una botella de DYC ventilada
a palo seco mientras el disco del plátano iba sonando…y después el Harvest de
Neil Young. Recuerdo Semanas Santas dolorosas que se quedaron en el pasado como
recuerdo de lo que está en algún lugar.
Ahora son sucesos extraños por esperados…
No hay comentarios:
Publicar un comentario