Bueno,
Ya se acerca el otoño, el otoño de otro año más. Si pensara
en canciones de otoño pensaría en God Only Knows, pero claro, salvo para
primavera, God Only Knows es perfecta. Para primavera también, pero quería
dejarme una en la manga. Un As que no lo es, una carta que te dice que tienes
que volver a jugar. Porque, al fin y al cabo, lo único que nos mantiene vivos
es jugar. Tirar dados, o mirar como los tiran deseando hacerlo. Los dados, los
retos, lo nuevo.
Un nuevo riff de guitarra o una sonrisa que no has descubierto,
la calidez de unos dedos desconocidos o el rumor de una nueva melodía en un
nuevo disco. El sonido de la brisa que imaginabas en noches de horror o el olor
del sexo de contrabando en un balcón de un hotel francés, el calor de un libro
o una nueva sonrisa, el olor de colonias desconocidas o la emoción de una nueva
canción, retos distintos que solo se mantienen por la música o por el sexo.
Nada sería real sino fuera por la poesía que todos desconocen pero que hace que
tengan un aroma distinto y nos atraiga.
Macbeth no sería Macbeth sin poesía, un orgasmo sería
aburrido sin versos, los Beatles son puro sexo, amor y música, igual que
Fitzgerald. Nada es igual sin un buen polvo. Las marionetas del local cobran
vida a cada espasmo, y un acordeón atrona el lugar con acordes menores sin
cesar.
Esto es lo que somos, salgamos un rato…
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