Hay veces que no sabes dónde estás, pero estás en un buen
sitio. No sé, quizás estoy en una de esas veces, el tema es si saberlo es
necesario o no. Tú vas, evolucionas, o no, o pasas los días como un saltamontes
de sitio en sitio, lo mismo no eres más que un puto saltamontes. Lo mismo estar
bien es otra cosa, lo mismo es no pensar
el camino, pero no pensar es algo que admiro pero que me causa distancia, desprecio,
o como se diga.
Hay algo en mi lugar que me mira, y yo paso, pero me mira,
me ira otra vez, y yo paso. Acaso tengo que pasar siempre, o no, o tengo que hacer
caso a lo que mira, porque lo que me mira no está ahí, está en mi cabeza, no sé
si lo entiendes. Esto no es una carta, así que espero que el cartero no te pida
acuse de recibo, pero es mi carta. Es mi carta que no se envia, es la epístola
que no sale hacia ningún lado, es lo que está en mi cabeza, arriba y abajo, es lo
que va y viene, es lo que bailamos en una lluvia incesante, tremenda de gotas
de agua divina, es la noche que disfrutamos descalzos, es lo que hacemos
pensando que es lo que tenemos que hacer. Quizás es algo que tiene que ver con
tu libertad y con la mía.
Viva The Verve.
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