Me dijeron hace unos ciento cincuenta o doscientos años que mis palabras sobre musas eran especiales, que rondaban la belleza, que Pergúmenos eran envidiados. Me lo dijeron y ahora estoy tan derrotado que me parecen feas, miserables, me parecen caprichos de un sentimiento sin rumbo, poco asentado.
Me encuentro tan roto y perdido que no sé cómo recomponerme. El colapso del olvido es imposible construirlo, es la piel del cemental, toda de piedras desdecidas, es el tronco del metal que deseaba ser un árbol, es la falda del amor cuando se esconde tras la barra.
Beduina escondida
Mis palabras, ahora, son de dolor y de miseria
mis palabras que anhelan risas y belleza,
las que persiguen los te quiero sin histeria
las que desrondan lo que rondan mis rarezas.
Mis palabras, que te buscan entre las cimerias
mis palabras, sonámbulas entre lágrimas y torpeza
en el cuenco de mis sueños olvidados, toda seria
en la plaza donde alberga triste mi simpleza.
No me entiendo, al despertar te apareces
y no marchas en el día ni en la tarde
y a la noche en mi mente permaneces
Con el alma que ahora piensas de cobarde
te deseo, oírte, verte, una y mil veces
mientras siento tu recuerdo como arde.
martes, 5 de junio de 2018
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