¿Cuántas veces he intentado dormir esta semana?
la pregunta le rondaba la cabeza a Mr. Sexlave, llevaba intentando dormir pero solamente quería un poco de sexo antes del sueño.
- Solamente piensas en el sexo -le recriminó Rosa-, solamente quieres follar.
- No es así, es que se duerme mejor abrazados.
- Pero si quieres follar.
- Claro, y tampoco quiero dormir abrazados.
- ¿Pero que mierda dices?...no te entiendes ni tú.
Mr. Sexlave entendía pocas cosas, pero el sueño lo prefería respirando el perfume de una diosa que nunca estaba a su lado. El sexo lo prefería en el momento justo entre la vigilia y el sueño, ese momento donde el contacto con la piel de la mujer que no estaba le volvía loco.
- Creo que el mejor momento es la siesta...
- ¿Para follar? -volvió a increparle Rosa.
- No...o sí. Después de que me abrace una diosa...
- Ahh, tu diosa, esa que no está.
- Esa...
Mr. Sexlave sabía que no sorprendía a nadie...y que los deseos no estaban reñidos con el arte ni con la naturaleza ni con el respeto.
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