viernes, 16 de agosto de 2019

Idea de cuento...




Música endiablada

El ritmo era infernal, sonaba desde el escenario y se metía en sus oidos, un beat obsesivo y que sonaba desde la más profunda de las cavernas de la eternidad. Un, dos, un dos, no entendía de dónde venía aquello, era algo nuevo, martilleante y que hacía que la mente se elevara a otras esferas que no había imaginado hasta ese momento. Apretó la mano de su chico, la noche estaba siendo maravillosa gracias a la música que ese chico de color estaba interpretando en el escenario del Stands.

El Stands era la competencia menos famos del 708 entre los clubs de música para jóvenes de Chicago en 1958. Tenía menos fama que el 708 que se llevaba todo el mérito de las nuevas tendencias eléctricas de blues y rock, pero era más accesible y, de vez en cuando, los músicos del  708 doblaban y repetían en el Stands. El nombre se le había ocurrido a su dueño, Jim McCussh, como guiño al Sands Hotel de Las Vegas. El glamour del Sands era todo lo contrario a lo que podías encontrarte en el Stands, sudor y “música cretina” como decía el padre de Lucy cuando se enteró de que su tierna hija de 18 años iba a vivir la música en directo del Stands.

Música cretina, tan cretina que Lucy empezó a vivir otra vida cuando el bajo de “Before you accuse me” empezó a sonar en el escenario. Bo Diddley era el culpable de la sudoración de Lucy, sus poros se impregnaban de blues y de la emoción de los acordes básicos del blues directo de apenas tres minutos que se le presentaba. Lucy miró a Hank, su novio de toda la vida, y entonces supo que algo estaba equivocado. O Hank o ella no estaban en el mismo lugar, al menos no lo estaban a la vez. Mientras ella estaba empapada de sudor, enamorándose de los sonidos y el ambiente,  Hank la miraba tranquilamente con su flequillo rubio de chico bien, con el futuro cercano de estudiar leyes en la Universdidad de Chicago, conseguir una carrera política prometedora como miembro del partido demócrata y, quien sabe, si congresista o algo más. Con ella detrás de él, pariendo hijos y sirviendo pastas en meriendas del partido. Sin volver a escuchar esta música, apuntando a sus hijos a clases de piano y cuidando de la imagen de Hank. Algo estaba pasando con la música, el puto diablo se estaba adueñando de su ser, veía a Hank como una persona de otra raza, de otra especie, un ser alienígena para ella…o quizá era ella la lunática.

Seguía la música, Bo Diddley machacando su guitarra y descomponiendo la electricidad en notas de blues y de rock que Lucy acompañaba con el movimiento lateral de su cabeza, cerrando los ojos, imaginando que estaba en el escenario bailando descalza mientras todos la admiraban. “El mundo no es tan duro bailando”, se decía mientras inventaba mil situaciones a la vez que se dejaba llevar por la magia que su querido Hank no acababa de entender.

“Cuando el amor es una caja de caudales debes pensar en que el sexo es lo más elevado que tienes,” pensó Lucy y acto seguido le preguntó a Hank si quería hacerla el amor en los baños. La cara de Hank no dejó lugar a dudas, no era necesario oirle, su expresión de sorpresa y crítica era tan agresivamente evidente que Lucy le soltó de inmediato la mano a lo cual Hank reaccionó violentamente buscando agarrársela de nuevo. En ese instante estaba sonando “Bo Diddley”, un único acorde durante toda la canción, golpeando la cabeza de Lucy que consiguió que Hank no asiera su mano y salió corriendo entre la multitud que asistía al concierto, dando empujones, nerviosa, buscando una libertad que había conseguido durante unos minutos bajo el embrujo de la música.

miércoles, 14 de agosto de 2019

Estado

Empiezo a pensar que no entender nada es mi estado habitual. Y el de recibir tortazos en forma de palabras, de frases que pesan toneladas.

jueves, 8 de agosto de 2019

sábado, 3 de agosto de 2019

Propuesta de versos para sexo

Abrázame beduina con tus piernas
deja que mi lengua sea el antojo
del portal sellado con labios rojos
sintiendo tu calor que desinvierna

Tus pies en mi espalda, yo en tu caverna
con el universo que dentro de ti arrojo
mil pasiones contenidas por antojo
al tiempo que tu cuerpo descuaderna

y tu humedad gritando en gemidos
mezclada con sudores y sonrisas
con muecas y sabores de tu sexo
y tu cuerpo empapando tu deseo
al sentirlo en el portal de tu lujuria
tornando las palabras en jadeos

y despues...en instante oir un...te quiero

Los asesinos de la inteligencia no llevan armas y son gente tranquila...

  Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martillea...