sábado, 15 de enero de 2022

Recuerdos Imposibles, idea para un cuento corto

Los designios no eran anotados, así caminábamos sin saber dónde daríamos el siguiente paso. No tenías fe en el amor porque la que te echó las cartas no era amiga tuya, era una gitana de las que te cruzaste en Granada cuando Granada no era más que el arrabal de tus pasamientos. Esa gitana te dijo que esperaba algún chavo más de los que le diste y que aguardaría en la esquina de la catedral, donde comienza la calle Alcaicería concurrente con la placita de Alonso Cano, para que saldaras tu deuda.

Desde aquel día transigiste con muchos amores de otros y te entregaste al sexo como lo más parecido al cariño, sin encontrar ni mariposas ni cosquilleos salvo el que algún amante fetichista te hacía con su lengua en la planta de tus pies. Y yo te encontré en Málaga mientras caminabas en pos de Pablo, el pintor del que luego dijeron que era un catalán de París y que te dejó tirada pensando en la forma de unos maniquíes que quería plasmar en un lienzo "son maniquíes en plan palacio de Felipe IV" te decía. Entonces fue cuando te agarraste a mi mano. Y yo paseé contigo por las calles y me llevaste a la plaza de las flores donde sonaban los trinos de los jilgueros de la vecina Lola y paseábamos con la luz de veintitantos amaneceres iluminando tus pies sucios de arena, porque siempre paseabas descalza para que al hacer el amor tu desnudez fuera más mediterránea.

Así pasaron las mañanas de desayunos imposibles y tú te preguntabas por la gitana de Granada cuando Granada ya había sido reconquistada por el ardor de los  ilerdenses y todos hablaban como si fueran de Castellón en una mezcla de murciano de l'Empordà. Nosotros seguíamos en Málaga y te propuse un baile matutino pero preferiste el patinaje que un señor de bigote atusado te ofrecía. Yo no podía competir con ese bigote y tú no podías soportar mis frases pedantes así que te fuiste para dejar de hablarme durante varios miles de años, unos tres o cuatro. Hasta que te acordaste de que ya no tenías canciones nuevas y me llamaste por el móvil que te compré y me pediste nuevas melodías. Yo, en esos días me escribía cartas contigo que nunca echaba al buzón y era yo mismo quien relataba tus respuestas, me respondía siendo tú en un ejercicio de onanismo epistolar. Tus cartas, las que yo escribía imaginando tu escritura, iba en un papel acaramelado, y las que yo te mandaba iban en papel carmesí y cuando me llamaste quemé todas tus cartas, esas que no escribiste, en un fuego en medio de la plaza. Recuerdo que la vecina Lola se me acercó y me dijo "¿Por qué tanta hoguera?" y yo solo puede decirle que hacía frío en los recovecos de la memoria.


miércoles, 5 de enero de 2022

Cumpleaños en Nowhereland

El gato de Cheshire se presentó

sin sombrereros, ni té alrededor

apenas una mantel raído le dio la bienvenida

y allí estaba sólo él de manera resumida

y entendió que desaparecer era la opción

pues allí, ni Alicia ni conejos, allí...nadie acudió

No recuerdo...

Felicidades de tus dedos,

un estimo.

Imposible algún te quiero

Una simple muestra de cariño,

la palabra de unos besos.

No recuerdo...

Un escrito con semblanza

de alegría.

Un regalo en lontananza.

Tu sonrisa por mi día,

el sabor de tu añoranza.

Recuerdo...

Tu silencio impenetrable.

El vacío.

Tu quietud inalienable.

Del desierto en el estío.

Y tu rostro imperturbable

Los asesinos de la inteligencia no llevan armas y son gente tranquila...

  Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martillea...