viernes, 29 de marzo de 2024

Los asesinos de la inteligencia no llevan armas y son gente tranquila...

 

Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martilleaba, pero no sonaba nada. No había ningún sonido que te dijera que tenías que levantarte…no había un camino, no había una senda que seguir cuando tus impulsos te llevaban a gritar sin ninguna otra sensación que la de vacío.

No había nadie, no estaban ni tus amigos ni tus amigas…porque tus amigas eran distintas, había que nombrarlas cuando hablabas, si querías una cerveza tenías que nombrarlas, y si quería un pedazo de urinario para tu meada universal, tenías que nombrarlas…nadie quería que no las nombraras…así que te levantaste pensando que ya era hora de no pensar en nadie más que en ti mismo.

Pero yo no te dejaba, y me odiabas, por aquello de que yo no soy más que un gilipollas…un idiota que no piensa nada más que en intentar entenderte, pero tu twitter y tu insta te decía que me olvides. Y yo quería estar a tu lado porque mis amigos me importan…pero decidiste que lo mejor era olvidarme, un amargo final para mí, para ti simplemente un paso nuevo en el abrazo del vacío. Eso que nunca pensamos, eso que siempre despreciamos.

La mañana siguiente a tu adiós fue el paso que mis lágrimas estaban esperando para desbordarse por mis mejillas, el minuto siguiente al despertar y pensar en ti y en la novia que no tenía fue el perfecto pasillo al horror que, quizás, esperabais. Me fui a otro mundo, al de la desaparición, a esa realidad que no existe…al camino que llevaba a una catarata eterna en el centro de un continente que nadie conocería jamás. Decidí que no me entenderías, ni tu ni nadie, decidí que me habían obligado a decidir que este no era mi mundo. Los que dictaban las reglas no eran los que me amaban, los que tenían  trucos tenían demasiados. Los que marcaban las cartas no eran los míos y los míos creían en reglas estúpidas escritas por otros que no querían más que odiar.

Y yo solamente quería escapar de tanto odio, de tanta mierda, de tanta humanidad olvidadiza, de tanto ser pendenciero, de tanta ausencia de belleza, de tanto señalamiento, de tanta falta de voluntad de entender al distinto. Entender al que opina como tú es una auténtica mierda. Solamente puedo creer en aquel que intenta entender al distinto.

Todo…todo,…es una mierda. Hay demasiada gente que quiere que muera la inteligencia.

 

 

sábado, 10 de febrero de 2024

que es

Que es el amor

Explícame en tu rutina 

O quizás en tu alegría

O lo mismo en la delicia

De quien cada día atina.

Que es el amor 

Tienes la clave distinta?

La que infunde la sonrisa

Que se convierte en pericia

Para olvidar las horas cansinas

Que es

Dime

No eres capaz

Nadie lo es

Y mientras 

Todos lloramos

Sin ser 

Sin ver

Sin el rumor del destino de anheladas sonrisa

sábado, 20 de enero de 2024

Adios

 Dedicado a las mujeres valientes...


ADIOS

No había rumores, Shalma escribía,

no existieron lágrimas, ni lamentos.

"Los rellanos reían desolados aquel día

mientras te marchabas con el viento."

Shalma olvidó el olor de tu compañía

sin otra brisa que el aroma del recuerdo 

y quizás cierto olor a melancolía,

mientras pensaba “si te cruzas te reviento”.


Shalma odiaba a Simon 


Tanto dolor…

que pudo escribir una antología

de los detalles del desamor

¿Qué sentía?

¿una tortura plagada de agonía

en una inmunda travesía

rodeada de hedionda porquería?


¿Hora tras hora baldía

sintiendo la tiranía

de vivir en la jauría

de la incesante rutina

del que de ti se olvida

con una horrenda apatía?


Y Shalma escribió su biografía

Con esos regueros de sal labrando cientos

de surcos en su rostro sin apenas caligrafía

anhelando el calor de un sentimiento.

Mientras, el sonido de una triste melodía

poco a poco en su alma tomaba asiento

llenando sus venas de anhelada valentía

hasta pensar “si te cruzas te reviento”.


No hubo rumores, Shalma escribía,

feliz, sin olvidar el camino polvoriento

del tortuoso camino de rebeldía

Mas...cada paso feliz, pues “si te cruzas… te reviento”.


viernes, 5 de enero de 2024

Nonis Ianuari en juliano, X Kalendas Ianuari en gregoriano

Escribir cada principio de año cuando no escribes a lo largo del mismo me resulta un poco estúpido, es una traición a uno mismo. Traición extraña pues la traición real es la que se produce cada día del año en el que no te plantas frente a la hoja en blanco. Y, sin embargo, tengo la sensación de una falsedad especial cuando escribo después de tanto tiempo. La falsedad, esa que nos invade cada día allá donde miramos. Somos falsos cuando miramos a nuestras parejas, a nuestros amigos y más aún en el rutinario pasar de los días que van entre el primero y el quinto de cada semana.

Siendo nonis Ianuaris, que alguno pensará que es el 9 pero al ser enero pues no, resulta que me pongo a escribir como una manera habitual de dar la bienvenida al año. Pensando en el pasado reciente me quedo con un disco nuevo recién descubierto, uno de unos muchachitos llamados Slow Pulp los cuales en su segundo larga duración reafirman el sonido de los noventa como su apuesta principal. Reminiscencias de Feeder, Smashing Pumpkies, shoegaze…  un disco este Yard que me hace pensar que sigue habiendo chavales que no se dejan arrastrar por “las modas” de lo que suena sin más y que tienen suficiente personalidad como para apostar por lo que otros no escuchan. Que una banda del 2020 toque con sonidos noventeros es como una banda de 1990 toque con sonidos sesenteros…más o menos –con las grandes distancias de la tecnología y la madurez del rock en 1995 comparada con la de 1965-, y eso fue el brit pop.

Es un placer descubrirlos, melodías que no se conforman con el punto amable y que tiran de guitarras distorsionadas de vez en cuando para dar un toque oscuro a lo que presentan en sus canciones. Medios tiempos agresivos o suaves, guitarras limpias o sucias, simplemente rock indie con ganas de gustar y sin cortapisas ni tapujos por estar alejados de raps, regatones o ritmos latinos tan empalagosos como autotuneados, tan impersonales como conservadores pues siguen el patrón de lo “modelno mi amol”.

Y llevo dos párrafos con Slow Pulp cuando lo que estoy escuchando mientras desgrano estas ideas deslavazadas es a Bill Evans, Young and Foolish del aristócrata del jazz. Ese tipo con gafas de pasta y una vida atormentada que nos regaló la sutileza de su piano en cada tema que acometía. Me acabo de dar cuenta de que no me he comprado un disco de jazz desde hace mucho…¿quizás ninguno este año?

Acabo de mirarlo, me compré el maravilloso swingin’ lovers de Sinatra este verano. No sé si cuenta como disco de jazz, a mí me vale para salvar la bola de partido de año sin jazz. Además me compré hace un año, el 11 de enero, el Let’s get it on, de Marvin Gaye que no cuenta como jazz pero sí como música distinta…vamos, digo yo.

He visto que me he comprado dos discos que he escuchado poco, uno el último de The National, me lo compré para prepararme para el concierto al que luego no fui. El otro el de Pixies de Indie Cindy. Esos junto con otros dos (el de Beth Gibbons y el de Regina Spektor) los tengo que escuchar más.

Y este año se presenta con la confianza en que el ser humano nunca decepciona, por regla general es egoísta, no te puedes fiar de él si se juega algo, su palabra cuenta tanto como la palabra de Loki –elige cuál de ellos-, y es tu amigo hasta que tiene que dar la cara por tu amistad. En los momentos en que tienes que defender tu palabra resulta que siempre te están llamando por teléfono o se te ha olvidado tu palabra o…siempre hay un “o”. Las excusas son esclusas que contienen el vendaval de vergüenza que tendríamos que soportar por nuestra falta de coherencia. Esas excusas son las que hacen que renunciemos a mirarnos al espejo porque nuestra imagen reflejada es muchísimo más fea de lo que nuestra amabilidad con nosotros mismos nos permite imaginar. Dorian Gray lo sabía muy bien…por eso tenía el cuadro escondido.

Empezamos un nuevo año…con la esperanza de todos los años pasados.

miércoles, 29 de noviembre de 2023

Los asesinos de la inteligencia no llevan armas y son gente tranquila...

  Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martillea...