sábado, 26 de marzo de 2022

¿Tendré demasiados disco?

¿Tendré demasiados discos? 

Yo diría que no, que tengo pocos, pero cualquiera que no me entienda no puede ver el sentido que para mí tiene cada unos de mis vinilos o CDs, pese a que actualmente viva a base de spotify. Pero sigo gastando mis cuartos en formatos físicos. El placer de desenvolver un disco, esperar a tenerlo, a que te llegue -antes iba a tiendas, de esas que ya no existen-, a escuchar el plástico rasgándose. Abrirlo, llevarte alguna vez la sorpresa de que está roto alguno de las pestañas que sujetan el CD. Esas maravillosas visiones de un disco al salir de la caja, -en el caso de los vinilos es un auténtico nirvana espiritual, cosa que tampoco se entiende-.

¿Tendré demasiados discos?

Alguno me queda sin abrir, pero eso no me impide seguir adquiriendo las plataformas redondas que albergan mis sueños diarios. Hace menos de un mes me compré el KID AMNESIAC, ya tenía el Amnesiac y el Kid A repetidos -de cuando salieron, de la edición masterizada y con bonus-, pero quería esta nueva edición que me traía más cositas. Lo escucho maravillado y lo abro en un pequeño acto litúrgico donde esta vez me ha decepcionado lo sobrio del contenido...pero ponerlo a girar y escucharlo sigue siendo maravilloso.

¿Tendré demasiados discos?

Me pasé el otro día...hace tres meses, por la tienda esta francesa llamada FNAC y me agencié un par de discos de Clifford Brown y otro de Stanley Turrentine. Tocaba jazz. Me he escuchado los tres, el de Stanley es el que menos me atrae. El señor Brown me alucina. Lo desconocía...bueno al otro también. Y tras machacarlos en el equipo de música le di a Jethro Tull y su Thick as a brick. Esta vez en formato spoti...pero lo tengo en CD, algo es algo.

¿Tendré demasiados discos?

Claramente no.

viernes, 25 de marzo de 2022

Olas

 Olas,

encuentros irredentos, diletantes,

cercanos en el tiempo

lejanos al instante.

Olas,

otro desencuentro, inquietante

perdidos sin remedio

eternos los desplantes.

Olas,

acaricio tu orilla gracias al viento

y el mar me dice que vuelva

infierno de Dante

y al cabo del día, salir del infierno

me asomo a tu plaza sueca

sin saber cómo mirarte.

Olas,

y me digo

¿Qué haces? ¡diantres!

el loco del desierto,

¿no recuerdas que eso es de antes?

¿acaso no sabes que ya no eres más que el loco de lo incierto?



Los asesinos de la inteligencia no llevan armas y son gente tranquila...

  Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martillea...