miércoles, 27 de agosto de 2014

Verano mirando el otoño



El rumor del verano se va y viene con destreza. Amenaza con decir adiós en breve, y sabemos que será así. Que la amenaza se volverá realidad y que nos esperará un otoño antesala del invierno. Sabemos que el verano se nos escapa entre los dedos, por más que quieras apresarlo no hay sustancia tan esquiva como el tiempo. Sabemos que se pira el muy hijoputa, se nos va el verano y nos deja pensativos por el balance del estío. No podemos juzgar nuestros días estivales porque lo mismo la cuenta nos sale en rojo.

Pensando en el verano pongo Beach House, Bloom, magnífico disco para evaluar lo poco que queda de sonrisas despreocupadas. No tenemos paradas hermosas donde entretenernos, tan solo un disfraz de payaso para mirarnos al espejo e intentar hacernos reír a nosotros mismos. Con sonidos de días tranquilos y noches de deseo adolescente, con la ira del mundo olvidada y escondida bajo la cama. Veranos de tejados sin bicicletas, contemplando estrellas que no sabemos si siguen allí.


Los turbantes de nómadas del desierto desaparecen, no hay beduinas a las que mirar a los ojos, al azabache tan manido como referente ocular de negrura tan eterna como incierta. La arena del desierto es el tiempo del verano, se escurre, se escurre,...

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