Sesión terapeutica para un tipo asténico esquizoide y pasional...amante de los versos y de contemplar un baile beduino.

• Esto es fácil señor doctor, creo.
• Descríbamelo pues.
• Verá, cada mañana me levanto con una misma imagen.
• De acuerdo, y esa imagen...¿es?
• La misma que la de la noche anterior.
• Bien, y ¿qué imagen es esa?
• La de mis sueños entre la noche y la mañana.
• Caramba, lo pone usted difícil. ¿Podría ser más específico?
• ¿A qué se refiere?
• A una descripción...bueno, no una descripción, una idea de la imagen, no sé aún de qué imagen se trata.
• Ah, entiendo. Bueno, es el pasado que no entendí el presente que sufro y el futuro en los planes que un mago guardó en un arcón del cual alguien tiene la llave.
• Caray, la parte del pasado y el presente la entiendo, más o menos. La del futuro...me cuesta más.
• Claro, a mí también.
• Y quién tiene la llave?
• La imagen.
• ¿Solamente?
• No, solamente no, pero es la primera cerradura.
• Ya...¿pero dónde ubica su mente actualmente?
• En una isla, con acantilados, sin playas.
• ¿Y la imagen?
• En una ciudad.
• ¿Distante?
• No lo sé.
• ¿Cómo? tendrá alguna idea de la distancia.
• Depende de la ciudad, ella decide la distancia. Pueden ser mil años luz o una pulgada.
• No entiendo.
• Por mí sería una pulgada, andaría la distancia que fuera si la ciudad me llamara.
• Pero, a ver, usted siempre ha sido así.
• Sé lo que soy ahora, tampoco la ciudad siempre ha sido así. Pero creo que nos equivocamos, es una cuestión de oportunidades.
• ¿Oportunidades?
• Sí, concedérnoslas o no.