Cada página de libro no leído
cada senda que trazaron tus palabras
la canción que detona por tu olvido
el sabor de los besos, tu almohada.
El silencio de tu risa en mil sonidos
el perfume de tu cuello si me abrazas
el atajo de tu voz como un desvío
a mi triste personaje, curándome el alma.
El momento de tenerte entre mis manos
una tensa espera, bailando con mis nervios.
Entre libros, en una tienda central
aquella de la que hablamos
buscando a nuestros genios
a Russell, a Corrine,
ahora o después
y tú detrás de mí,
cuidando mis adverbios.
Todo lo anterior me dejó varado
en el más bonito de los sueños.
miércoles, 25 de julio de 2018
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