Miércoles de rareza constante...se cierra con cartas rusas y deseos neoyorquinos. El jueves está llamando y la isla está bajo mis pies.
Pienso en el desierto que atravesaba en un caballo sin nombre, recorriéndolo para ver contemplar una bailaria de fama y renombre en todos los poblados de la estepa.
Miércoles para un nuevo jueves.
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