miércoles, 1 de agosto de 2018

Tarde ficticia en un ático olvidado.



Y el vals de Shostakovich nos acompañó mientras deslizabas tus pies descalzos por la madera de nuestro ático y yo intentaba seguirte en mi primer baile de la vida, y era imposible no sentir que la felicidad inundaba cada rincón de aquella habitación, mirando tu sonrisa de danzarina que contempla la torpeza de un pato como yo, tropezándome y mirando al suelo para tantear si mis pies seguían tus directrices explicadas antes una y mil veces.

Observaba tu bello rostro, algo más alta que yo, feliz por ver que realmente eras tú y que tu alegría daba energía a cada uno de mis pasos. Y estábamos enamorados.

Y luego hicimos el amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los asesinos de la inteligencia no llevan armas y son gente tranquila...

  Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martillea...