viernes, 12 de octubre de 2018

Todo o nada...



Mr. Hot era un tipo duro, sin cortapisas, era mejor no cruzarse en su camino. Mr. Hot era típico tío con el que era mejor llevarse bien. Ese era Mr. Hot. Un mandamás, un tiburón. Pero a los ojos de Mr. Weak era un tipo sin sustancia. Mr. Weak veía a Mr. Hot como un pastiche de arquetipos, una mezcla de todos los tópicos que tiene que aunar el supuesto líder. Pero Mr. Hot no era un líder, no bajo los ojos de Mr. Weak que le veía más como un trepa que como un personaje de tomo y lomo.
El mundo de los débiles y los fuertes, el de los que apoyan la cabeza en otro hombro o el de los que exhiben su miembro como demostración de lo que pretenden. El mundo es raro, pero poco reflexivo.
Me encuentro con gente que, como no reflexiona, coge las reflexiones de otros, además coge las de otros muy, pero que muy, tontos y simplotes, gente como Bucay o Coelho con mentes débiles sin formación real, tipos llorosos no por sensibilidad sino por incapacidad, tipos que escriben consejos con el lujo y la prepotencia del que se cree en un estado superior de la humanidad. Y lo peor es que hay gente que se los traga y los toma como ejemplos. Prefiero mil veces a alguien que ha llegado a una conclusión, aunque sea errónea, por sí mismo que a todos los esclavos de modas y redes sociales y bienpensismo que hacen lo que dicen que está bien y, lo que es peor, piensan lo que dicen que hay que pensar.
Mr. Hot llegará más lejos que Mr. Weak por una sencilla razón, en este mundo los tipos imbéciles siempre llegan más lejos.

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