miércoles, 26 de diciembre de 2018

Enfrentamientos


En este mundo en el que nos levantamos día tras día veo que hay un par de tendencias, la de la gente que se enfrenta constantemente a nada y la de que nos enfrentamos constantemente a algo. Estas dos grandes tendencias se diferencian en muchas cosas y, en lo básico, se puede observar cómo la segunda opción es más compleja pues a su vez se divide en las distintas naturalezas de ese “algo” al que nos enfrentamos. La primera, sin embargo, no va más allá.

Por fortuna para la evolución loca en la que nos encontramos la primera de las tendencias es la más abundante. Tiene que ver con la ausencia de desasosiego. Con la tranquilidad de espíritu, la anestesia vital, el adormecimiento. Así se vive mejor y hasta se evoluciona mejor porque la gente mira para otro lado si hay algo que le intranquilice, “problemas los justos”, y así pasan los días, “preocupados” por el fútbol del domingo, por el próximo asunto de la prensa rosa, por las listas de espera o por el calentamiento global. Y parecerá frívolo juntar el fútbol con el calentamiento global…pues no lo es. No digo que sean igual de importantes, digo que a la gente les preocupa lo mismo. O sea una liviana preocupación, lo justo para poder disfrutar del solomillo y pensar que todo funciona medianamente bien.

Y sobre todo, esos “problemas” que la gente dice que le resultan preocupantes, esa lista de lo que “preocupa a los ciudadanos” tan bien elaborada por una empresa consultora cuya máxima es el beneficio basado en “vender la moto”, la cuenta de resultados o el que el becario haga horas extras para sacar adelante la encuesta, esa lista es ni más ni menos que respondida por ciudadanos que necesitan de los medios para tener problemas.

Digo yo que si no hubiera noticias la gente entonces no tendría problemas. O al menos no sabría que los tenían. Porque el calentamiento global es un problema aunque no lo cuenten en el telediario…pero si lo cuentan entonces como que sí que me preocupa.

La gente del otro lado, los que nos levantamos enfrentados con algo, vivimos con la sensación de que esos “problemas” que salen en listas muy bien elaboradas y con un montón de porcentajes, gráficos de barras y anotaciones aclaratorias al margen, nos agotan poco…en realidad nos preocupan nuestro problemas. Los que surgen de nuestro enfrentamiento con ese “algo”. Y de ese enfrentamiento brotan problemas concretos, como podría ser ese calentamiento global, fruto del enfrentamiento contra la sociedad liberal consumista que tiene como consecuencia la producción masiva y por tanto la liberación excesiva de gases que contribuyen al efecto invernadero y por tanto al calentamiento global. Si no supiéramos que existe el calentamiento global tendríamos de todas formas un enfrentamiento, un problema, contra el origen de ese calentamiento, un problema fruto de nuestra observación de la realidad, sin necesidad de que nos lo diga la televisión o la radio…solo paseando y viendo como nos bombardean para comer, viajar, telefonear, regalar, gastar, gastar, gastar, consumir, consumir, consumir. Así de simple sentimos el enfrentamiento, así de simple para vivir intranquilos, la mera observación nos proporciona desazón. Así de simple.

Pero hay otros enfrentamiento más etéreos y no por ello menos dolorosos. Enfrentarse con uno mismo o con sus bosques de deseos, observar los pantanos y humedales de realidad, sufrir los desajustes de la discordancia entre la ensoñación y lo mundano. Luchas sin solución de discontinuidad que a veces parece se hayan ido, pero siempre están ahí. Esos anhelos de pensar que la felicidad está en otro lado y la certeza de que no sabes el trayecto para llegar a ese otro lado y de que nunca lo sabrás porque piensas que es un secreto el cual no estás autorizado a conocer. Y esa disfunción entre lo real y lo anhelado provoca que busques las incoherencias de lo real y apuestes por una sinceridad en lo humano, una búsqueda de verdades no contaminadas. Y es entonces cuando te das cuenta de que la mayoría de la gente son de los que se enfrentan a nada. Que es lo mismo que no enfrentarte, que viven sin fueros internos desquiciados, que pasean por el borde sin temor porque no ven el borde y así van día tras día… ”preocupados” por el tema del último debate de una zarrapastrosa tertulia mañanera.

…quizá es que algunos estamos enfrentados contra el mundo, y eso nos incluye a nosotros mismo. Y el enfrentamiento contra uno mismo es algo que te persigue todas las mañanas. Para estos días The Byrds vienen bien, más aún si versionan a Dylan.

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