lunes, 11 de febrero de 2019

Mirada al sur...

En tiempos de horror quizá lo mejor sea huir al sur, tierras andaluzas donde el arte se mezcla con el azahar, donde el calor y el frío son lo mismo porque no aparecen tus huellas sobre el asfalto alquitranado cálido y no sientes el frío en los huesos pues el aire se llena de una cálida brisa andaluza.
En tiempos de horror el sur se acerca entre olivas y seguidillas, entre espetes y alegrías, entre rebujitos y soleares.
Tierra donde el amor es una pasión rojiza de amaneceres encubiertos por cielos estrellados, donde el cuerpo se entrega a desnudeces propias del placer deseado, donde la calle es parte de la casa pues la casa nunca dejó de abrir las ventanas al murmullo andalusí. Tierra de sierras escarpadas torneadas por un Despeñaperos que, como frontera natural, divide la arena roja de sierra morena para que el adusto castellano quede en un mancheguismo de dudosa elegancia, engañado porque alguien les apartó del paraíso vándalo del sur.
En tiempos de horror, quizá, lo mejor sea huir al sur.

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