miércoles, 8 de mayo de 2019

Noche de fútbol

El triunfo de lo inesperado

“Yo quería una misión, y por mis pecados me dieron una.”

La frase es de Apocalyse Now, la dice el capitán Willard -Martin Sheen- en su habitación de Saigón, esperando que comenzara un viaje que le llevaría próximo a la locura. Y ayer en Anfield los jugadores vestidos de rojo tenían una misión en mente. Sus pecados fueron enmarcados en una escena situada en el Camp Nou hace una semana. Un partido donde ejercitando un juego sólido y de solvencia, se quedaron en nada, en menos que nada, en una derrota quizá incomprensible, pero ahí estaba, un contundente 3-0 que suponía una tarea hercúlea a la vuelta.

La remontada aparecía como una misión imposible donde además de lo complicado del resultado había que sumar las lesiones de Firmino y Salah, sus dos estrellas en la punta. Firmino, el hombre de la pausa y de las decisiones en la delantera, Salah el talento explosivo. A la lista de damnificados se sumaba Keïta como castigo adicional al excesivo 3-0 del partido de ida en la ciudad condal. Pero los chicos de ese irreverente alemán rubio con pinta de DJ querían llevar a una multitud al éxtasis en una noche de 120 bps, perseguían conseguir un clímax, querían el orgasmo que les podría esperar en una noche loca de baile en uno de los estadios míticos del balompié, en el templo de los Reds, con la grada Kop gritando y volviéndose loca ante lo increíble, el triunfo de lo imposible
Porque era imposible, era un trabajo dionisiaco salir a pelearle un puesto en la final de la Champions League al Barcelona, con un 3-0 en contra, con tus estrellas lesionadas, con la sensación que tu mejor partido te había deparado una derrota incomprensible pero que estaba allí. Y tenías que luchar contra eso.
Así que no había otra forma de afrontar el partido de vuelta más que con la pasión del que juega a este deporte como si fuera un partido de barrio. Así llegó el Liverpool, con el desparpajo de los colegas de la calle de al lado, del campo de tierra, del arrabal, del que sale a jugar sabiéndose peor por la fama pero con la conciencia de que, al final, son unos tíos con pantalón corto que juegan contra otros que también llevan pantalón corto…y si todo se desarrolla bien, once contra once.
Así afrontó el partido el combinado rojo, el de la ciudad donde cuatro muchachos crecieron para enseñar al mundo que la música no es una cuestión de viejos, dónde la clase obrera creció en la grada The Kop para buscar sus ilusiones cada fin de semana, en un lugar distinto al puerto o Kirkdale. Con la consistencia del que se juega poco en el resultado y mucho en la actitud. Y poco a poco, la historia que ya estaba escrita tuvo que llamar a un nuevo escriba que redactara el destino de esta semifinal de Champions.
Esto está escrito antes de saber qué pasará con Totenham y Ajax, pero da igual, porque la realidad es parecida. Da igual si pasan Ajax o Tottenham, ambos han sacado de la vía a los esperados, a los chulitos, a los que sacan portadas de periódicos un día sí y otro también. Ajax, Liverpool, Tottenham...son caras exactas de la misma moneda. Tottenham y Ajax están enfrentados en una semifinal de barrio, donde los equipos se juegan el prestigio entre el barro de los no alumbrados por el poder establecido, no hay Juventus, no hay Barcelona, no hay Real Madrid, ni Bayern Munich ni Manchester City o United. Son las semifinales de los outsider. De los que no salen en los periódicos como los grandes reventadores del mercado, los que tienen que ganar sí o sí, los que gastan y gastan, fichan a mil millones por minuto, se ríen del resto y además van configurando el negocio del fútbol de los próximos años en nuevos formatos de la competición continental donde los “grandes” se repartan los beneficios de las televisiones en una fiesta de la opulencia donde los que no están invitados quieren entrar simplemente para tomar cacahuetes…el caviar es para otros.
Por eso me alegro de lo de hoy y de lo de mañana, pase quien pase -aunque voy con el Ajax-, la final de este año va a joder a unos cuantos, no hay ninguno de los que preparan el “futuro” de la competición, no hay ninguno de los que diseñan lo que debe ser, no están los que juegan a los dados para decidir los próximos balones de oro, los próximos presupuestos, las próximas reglas o si el VAR tiene sentido o no,…simplemente van a estar el Liverpool y el Tottenham o el Ajax.
Esto es un palo para muchos, con esto no quiero decir que el Liverpool sea un “pobre de Europa en el fútbol” pero para mí no es uno de los que ”manejan”, no es quien va regando el paso de Ceferin o del siguiente que llegue.
De todas formas…me quedo con el cuarto gol del Liverpool, No sé si esto es el triunfo de los que crecieron jugando en el barrio pero para mí es el triunfo de lo alternativo. No hay una única realidad, las realidades dependen del futuro que se plantee y, en este caso, el futuro del día uno de junio tiene una pinta muy interesante
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