martes, 4 de junio de 2019

El muchacho que creyose un hotentote


Cuentan de un muchacho
que creyéndose hotentote
recorriese un continente,
mitad a pie mitad en bote
adornado de un penacho.
El adorno en sí, sin ser gran cosa,
pretendía ser regalo
para esposa o concubina
de un jefazo de gran falo
y quizá algo mariposa.
Y llegado aquel momento
de la entrega del presente
hotentado por la esposa
de un hotentote imponente,
sin cerrar los aposentos
le clavó su gran penacho
entre gritos de paganos.
¡Oh maldito no africano!
le espetaba el gran jefazo
contemplando un gran orgasmo.
Y entre lágrima y lefazo
decía aquel pobre muchacho
“no seáis cruel por mi descaro
que ambos somos hotentotes
mas sucede que mi hombría
y un comunismo de bote
me conduce sin reparo
a repartir mi semilla,
pues no soy más que un muchacho
que comparte su penacho”
Con tamaña explicación
y volumen contundente
el jefazo tuvo a bien 
de mostrar su bajo vientre
respondiendo con razón
“hotentote soy y gran jefazo
tu comunismo convence
Aquí tienes estas nalgas
repárteme tu simiente,
y hazme feliz de un plumazo
con penacho de Occidente”



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los asesinos de la inteligencia no llevan armas y son gente tranquila...

  Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martillea...