domingo, 23 de junio de 2019

Reflexión...

Dicen que el amor decepciona, en realidad no es así, no creo. El amor tiene muchas vertientes y la que más vende y a la que más nos aferramos es a la que unos intoxicadores han llamado "amor romántico", que no es para nada romántico. Ese amor es muy comprado, se viste de colores pastel, de risas sin sentido y felicidad pastosa durante las 24 horas del día... y además es eterno. Lo cual, inevitablemente, conduce a la decepción porque eso, salvo alguna excepción que yo, particularmente, no conozco, nunca pasa. Ese amor de marketing, configurado por los vendedores de almas y de ilusiones, es eso, una ilusión. Una idea que en un tiempo desaparece porque el elevado sentir de las mariposas en el estómago poco a poco desaparece, las mariposas tienen una esperanza de vida relativamente corta y cuando están en un estómago es menor, entre tanto ClH deben andar jodidas.
La emoción de los encuentros, de escuchar la voz, de compartir una canción...va disminuyendo y llega un momento que no se comparten canciones o libros. Se comparten momentos, lo cual está muy bien, pero no es el amor envasado que venden los traficantes de sonrisas falsas.

Realmente el amor romántico es muy duro, pensemos en Byron, Coleridge, Keats, Shelley o el maravilloso Poe. O Larra, Becquer... ninguno de ellos tuvo un amor de esos que enlatan. Sufrieron por amor, se enamoraron de otras personas que no podían poseer, tuvieron lamentos constantes. Ese amor es el romántico porque ellos son los románticos,...el amor romántico es durísimo. Y es bastante eterno, más que el conseguido en un tiempo razonable. El amor que no acaba de asentarse en una relación "clásica" poco a poco se torna en algo parecido a eterno, las mariposas mutan y comienzan a respirar ClH y sobreviven en un estado de letargo que se despierta de tanto en cuanto, cuando vuelve a aparecer la persona amada.

Ese amor no establecido se establece en la mente como el deseo no conseguido y como tal no puede sepultarse por rutina y conocimientos que colocan dicha rutina en el hall del día a día. Esa rutina no aparece, simplemente está el deseo de conocer absolutamente a la otra parte...al no cumplirse el mismo no desaparece.


Pero mientras tanto, alguien se empeña en vestir al amor romántico con un traje de Chanel cuando, en realidad, viste de Zara con la ilusión de vestir, algún día, con un vestido de alta costura. Eso sí, le queda mucho mejor ese Zara que el Chanel al amor de prensa rosa o de libros de Bucay.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los asesinos de la inteligencia no llevan armas y son gente tranquila...

  Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martillea...