esos versos sin enseres
perdiciones con reveses
y unos besos por quehaceres.
Qué asco de versos,
qué horror, qué exceso
qué maldito el hecho
de no saber sin vernos
Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martillea...
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