miércoles, 24 de agosto de 2022

Lamento del que no fue a la guerra

No tuve tus fuerzas,

ni la luz de la aurora,

ni el pandeo de los peces,

ni la resistencia que esperabas.

No tuve, por no tener,

ni ganas,

se me apagaron con la luz

de una, toda, misma mañana.

No tuve los arrestos

que tiene el perro de caza

persiguiendo a los conejos

hasta que despunta el alba.

No tuve los consejos

ni las manos, ni las mañas de los hombres,

no tuve ni siquiera la destreza de los versos

ni la astucia de los que viven ocultos sin nombre.

No tuve nada...y después, en el lecho, en tu cama

loca me acariciabas el alma mientras decías

"por no tener no me tienes, y las caricias

se las llevan los mantos que no abrigan tu cama".

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