miércoles, 24 de agosto de 2022

Otra idea de cuento...

Nadie esperaba el discurso de Antonio, el patriarca heredero de los Ferrenti. Los Ferrenti tenían solera, unos napolitanos asentados en Gijón desde hacía más de cien años y con el mejor negocio de ferreterías de la zona portuaria, cerquita del ayuntamiento, por la plaza mayor. Empezaron con una ferretería cerquita del ayuntamiento, luego en los años sesenta tenía dos establecimientos en la zona, y casi una decena en la ciudad. Ampliaron a Oviedo allá por los ochenta y llegaron a tener más de veinte establecimientos en toda la provincia. Comunidad autónoma desde milnovecientosochentaynosecuantos. Asturias parecía que tenía que ganarse el derecho a ser algo en España cuando otros que querían distanciarse parecía que tenían todo el derecho a ser más de los que no pretendían más que vivir la vida sin más mentiras. Nadie entendía nada. Pero todos éramos muy de Jarcha, muy obedientes hasta en la cama.

El siglo XXI pilló a los Ferrenti con el pie cambiado, cuando estaban preocupados por el efecto 2000 resultó que eso era lo menos importante, el monstruo estaba esperando al otro lado de la esquina. El monstruo de la compra por internet. Y los Ferrenti no se lo imaginaban, aunque, seamos honestos…¿quién se lo podía imaginar en la magnitud que ha sido?

Así que de las más de veinte ferreterías pasaron a 3, una en Oviedo y dos en Gijón, la original y otra por la zona de El Llano. Así estábamos cuando Antonio, el dueño del negocio, heredero de todas y cada una de las calamidades y de los éxitos, iba a pronunciar el discurso de los cien años de Ferreterias Ferrenti.

Yo conocía a Antonio de la universidad. Ambos cursamos una ingeniería allá por los años 80. Industriales en Gijón. Gran tradición minera y nosotros nos fuimos a la rama de organización. Nos daba palo el tema de las huelgas de Avilés y al mismo tiempo queríamos tirar adoquines a los maderos. No sabíamos muy bien qué hacer salvo que había que sacar la ingeniería porque así nos lo habían inculcado. Los ochenta eran de farra y estudiar. Ahora parece que son más de fiesta y pasar gratis de curso, pero esa discusión es más de tenerla con mi hijo…con Antonio siempre ha sido todo fácil. Cuando nos conocimos hablamos en seguida de cine y de John Ford y de un tipo relativamente nuevo que nos tenía fascinado, el de los duelistas. El de Alien, el de Blade Runner, Scott. Y eso nos unió para toda la carrera.

Y toda la carrera son muchos años, tantos como para olvidar las promesas y volverlas a retomar, tantos como para pensar que los amores son efímeros o que las amistades inquebrantables. Tantos como para, pasado el tiempo, ver que no eras el mismo que a los dieciocho.

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