domingo, 28 de julio de 2013

¿¿¿Y la foto???...pues que me gustó la Britney...¿y qué?

Día cualquiera de un julio cualquiera de un año cualquiera.
Me pongo a Bloom, me compre el disco hace casi un año y lo he escuchado casi nada. Soy así de imbécil. Disfruto de oírlo porque el disco es una maravilla, y yo soy un idiota por no darle la oportunidad que se merece.
Pero mi idiotez es aumentante, porque hace tiempo las nuevas bandas, los nuevos discos siempre tenían su hueco en mi cabeza. Ahora no tienen hueco ni en mi cabeza ni en mi tiempo y es, simplemente, porque soy más mentira de lo que era antes. Ahora no soy más que un maldito farol con una herencia de literatura y música. Lo poco que sobrevive a una partida de póquer, los pocos asideros para no ser un bluff total son mis libros ya leídos y mi músicas ya escuchadas. Ahora apenas leo y apenas oigo cosas nuevas. Y eso es simplemente porque soy idota.
Mi idiotez sufrió un proceso de revolución en un cajero parisino mientras me preguntaba por qué no se abría una puerta para poder hablar de colores de melocotón o de texturas imposibles o de sonidos caleidoscópicos. En ese instante mi idiotez se apropió de un extenso territorio que no le pertenecía. Arrebató, usurpó territorios a mi imbecilidad cultural, dejando paso a una molicie estultícica en la que sigo imbuido.
Y no encuentro más que pequeñas instantáneas en que no ha sido así. La lecutra, de Revolutionary Road, el descubrimiento de Love of Lesbian, y unas cuantas decenas de malos poemas.
Ya no sé componer, o quizás se me olvidó. El caso es que no lo hago.

Y un día cualquiera de un julio cualquiera de un año cualquiera pienso en esto.

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