viernes, 9 de agosto de 2013

Muéstrame tu secreto y dime tu nombre.


Escucho un disco antiquísimo para quien tenga ahora menos de 30 años, desconocido para alguien de menos de 40 y algo con moho para quien tenga menos de 50. El Seven and the Ragged Tiger de Duran Duran. Lo escucho con fruición. Escucho la canción The Reflex y no puedo dejar de pensar que es un pedazo de canción y que la gente ha olvidado lo ochentero, con cierta razón, pensando que los noventa fueron más “auténticos”.

Puede que sí, que los noventa fueran una época de mayor rebeldía. Los ochenta fueron complacientes en sí mismos, hasta las drogas, el rock and roll, el punk decadente era algo que se veía como algo malísimo pero sin fuerza real. El grunge sin embargo irrumpió como una rebeldía ante lo establecido. La sempiterna rebeldía que nunca llega a nada pero que tiene un maravilloso momento de efervescencia.

Lo dicho, escucho Duran Duran, y en ese mismo disco, canción número dos, está la absolutamente perfecta “New Moon on Monday”. Canción sin un acorde de más, sin un átomo de sobreactuación –tan ochentera-, porque cuando va a aparecer justo antes de ese “last time la luna”, resulta que irrumpe el estribillo.
Recuerdo el vídeo, primeros tiempos de la MTV. Recuerdo lo grande que fue encontrarse con un nuevo mundo de sintetizadores controlados después de atravesar el techno mundo de los OMD y los Kraftwerk de finales de los setenta que llegaron revolucionando el panorama musical en una revolución tan liviana como inocua.

A mediados de los ochenta Duran Duran y Spandau Ballet se disputaban el trono del pop mientras los smiths o los cure iban por otros derroteros menos de pista de baile, el punk languidecía, y los jam y police se dedicaban a separarse. Lo menos comercial era menos de salir en Bond Movies o simplemente más independientes,...sin saber muy bien qué quiere decir eso que luego se pondría tan de moda.

Escucho un disco de Duran Duran y creo que no eran nada malos...

Pero esto ya lo he dicho...¿no?


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