miércoles, 23 de octubre de 2013

Ojos en la lluvia



Los días nublados me pueden, me ganan, las lágrimas convertidas en lluvia me empapan y me vuelve loco sentirlas por mi cara. Saber que no son mis lágrimas y que no son saladas y que no son tibias sino frías, anticipo del invierno. Saberlo y saber que puedo ver la melancolía que supone la lluvia en la ciudad me vuelve loco.

Me vuelve loco el camino hasta la ladera que son las palabras de la bereber que adereza los pasos con sandalias milenarias. Pasos que van y vienen y no esperan la lluvia porque el sol le vale. No esperan el sol porque la noche ilumina su tez morena curtida por las ansias del deseo. No esperan nada los pasos que escuchan el atardecer con el susurro de un extraño en sus oídos.

Suena el séptimo extraño en el ambiente, sintetizadores de los ochenta que van borrando las huellas de tus pies descalzos en la arena. Sonidos que desaguan la bañera donde desnudaste tus deseos sin quitarte un ápice de tela.

Reflexiones de Gari Sandance...

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