lunes, 3 de marzo de 2014

Marzo



Escribo ahora porque es marzo, porque febrero no existió salvo para honrar al gran héroe colchonero.
Escribo ahora por empezar marzo con palabras y por quitarme el lacerante cautiverio de la escritura mensual. Así desparece, con 30 días de plazo, sin más ni más, sin menos ni menos.

Escribo ahora, con la sensación de que escribir es una tortura que me encanta sufrir y que apenas cumplo.

Escribo ahora pensando que quiero continuar mi cuento de verano y seguir contando las historias de un Nino desubicado, un outsider educado, un sinfín de lo empezado, loco destartalado, angel desangelado, mohíno y también cansado. Historias de un verano de Nino, de ese Nino que es inventado.

Escribo unas letras sin hablar del derbi que pa qué, escribo y escribo pero sin sentido, escribo pensando en Luis y en Paco, en dos genios, del balón y de la guitarra, que se piraron en febrero y que deben andar volviendo loco a San Pedro, el uno quitándole el balón y rompiendo los cristales y el otro tocando la guitarra a deshoras, cuando la siesta, despertando a todos los santos al toque de las seis cuerdas, entre dos o más aguas.

Escribo unas letras porque es marzo, el segundo del mes y de madrugada convirtiéndose en el tercero.

Escribo porque pienso que la mujer es plata y el hombre bronce, la mujer es oro y el hombre estaño, la mujer vive y el hombre sobrevive, la mujer está y el hombre es, la mujer es y el hombre está, la mujer sopla y el hombre observa el viento, la mujer es tempestad y el hombre ciñe las velas.

Escribo esto porque sí, porque es hora de escribir.

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