lunes, 20 de marzo de 2017

Sonidos de los noventa...



Retomo un disco porque esta noche soñé con una canción del mismo. Creo que es la primera vez que sueño con una canción, es curioso, y además con esta canción es más que sorprendente. Me encanta la canción pero no sé muy bien cómo mi querido Morfeo me llevó a ella. Es de los noventa, plena efervescencia brit pop, The Verve tuvo su aparición fugaz con un disco magnífico, Urban Hymns. Me lo compré, ahí lo tengo, disco magnífico, con un gran puñado de buenas canciones…y hoy me levanté con un sueño a medio recordar en el que “The Drugs Don’t Work” aparecía de manera estelar.

No tenía más opciones que ponerme el disco, cuando tu mente te lleva por ciertos caminos es fascinante intentar volver a recorrerlos en tu estadio de vigilia.

El disco en general tiene, como apuntaba, unas cuantas canciones maravillosas para los que somos fanáticos de las melodías británicas. Distintas a las americanas. Maravillosas ambas, pero con un toque elegante procedente vete tú a saber si de Cromwell o del odio a Cromwell, que da un envoltorio especial a las canciones. Son caramelos, pero distintos en el sabor y en el envase.

Richard Ashcroft me ha parecido siempre un tipo que ha intentado ser el máximo y se ha quedado en una discreta categoría de culto sin llegar al reconocimiento universal. Para mí nunca ha dado tanto como dio en este Urban Hymns, si bien siempre se ha manejado en universos de calidad similares pero con menor impacto que cuando estaba en el quinteto de Wigan. Canciones como Lucky Man, Bitter Sweet Symphony (con su controversia con Jagger y Richards), Sonnet…conceden un pedestal al disco dentro de lo que fue la avalancha inglesa de los noventa.

Y si escuchando The Drugs Don't Work no te entran ganas de llorar de tristeza, de alegría, de emoción, de amor a la belleza, de estupidez, de algo que no sabes que explicar, de llorar, sin más, con lágrimas que te salen cuando no lo esperas...si no te pasa nunca que escuchas esta canción, entonces, no deberías escuchar música, te sobra en tu vida.

Y ahora no sé muy bien qué más decir, sigo leyendo blogs, sigo estando en silencio y hoy tocaba escribir. Recuerdo el concierto de hace más de una semana, creo que debemos seguir tocando. Creo que las tortuosas vías del entendimiento son eso, tortuosas.

Caminos sin retorno que retorno para volver
Cuñados que la gracia de Dios hizo gilipollas
Perseverancia en la letra de la canción angosta
El momento para verte sonreir al final del andén
Así son los días que suceden con eterno desdén
Así son por ser con libros que aparto en una coda
De un baile que descalza y en Japón devoras
Como si el baile fuese parte del The End.

Besos desde el momento que te fuiste
Abrazos inciertos por el asunto de Mr. Velvet
Mi mirada se confunde en una mueca triste
Y tu reíste con movimientos de tu baile inerte
Sujetada a tu bañera con el tanga en ristre
Y el salón vaciándose de invitados tras no verte.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los asesinos de la inteligencia no llevan armas y son gente tranquila...

  Y cuando el mundo aparece resulta que tu amigo estaba durmiendo. Nadie quería despertarse con ese sonido. Pero a ti la música te martillea...