martes, 11 de abril de 2017

Días...



Si hay días en que te levantas y te preguntas si el mundo es una hamburguesa o un helado de limón considera que estás volviéndote loco. Si además incluyes en la duda la posibilidad de caminar sobre una banda de Moebius entonces posiblemente no hay duda. Se te ha ido la pinza, el pinzal, la olla, tienes el melón maduro, llevas una buena pedrada, el coco estropeado, estás chalado, flipas en colores,
A veces pasa que caminas sobre un puente y al final del mismo ves otro puente. Al llegar a él piensas que son demasiados puentes para un río tan estrecho. Te das la vuelta y te planteas que la orilla está demasiado lejos y al oir el murmullo de la corriente despiertas entre bambalinas, adorando una musa desnuda. Una que ya se había escondido hace miles de blogs, la misma. Con los mismos muñecos a su alrededor compitiendo en una carrera atroz por llegar a la miel de su entrepierna. Piensas si merecía la pena seguir durmiendo en el puente y entonces alguien te llama:

- Sshhh, no le des vueltas.
- ¿A qué? -respondes atribulado y sorprendido de no ver a nadie.
- Al pavor que alimenta tus desdichas.

Y entonces el murmullo se vuelve una canción y la ves caminar descalza sin dejar de pensar en sus pies. Y besas sus dedos y te tumbas en la vereda acunado por arpegios y ritmos de tango con el puerto de la plata como hogar de aquella que cruzó el desierto...descalza.

Miras el hoyuelo bajo el cuello, lo llenas de hiel y luego lo besas. El amargor te parece muy desagradable y no entiendes por qué está la hiel. Luego los labios saben a fruta dulce, de un lugar donde el reflejo del sol rebota y te permite vislumbrar el esplendor del oasis.

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