martes, 12 de junio de 2018

La gente es extraña...



La gente al parecer es extraña cuanto tú eres extraño, eso decía Jim Morrison con sus Doors, las puertas a, según comentaban, unos universos distintos.

Los universos son pedazos de rosas que se pudrieron abandonadas por un vagabundo que apenas recuerda su memoria golpeada por el alcohol, un pequeño y fugaz actor en el vodevil de las maravillas que suponen el amor y la música de piano eléctrico en el panel de anuncios del nuevo gran promotor de la sociedad que nos rodea. Queridos amigos, pasen y vean nuestro nueva catálogo de almas felices que les llevaran a un paraíso donde los vigilantes apenas serán percibidos por los habitantes del mundo de sus deseos.

Los deseos a veces te miran como si fueran de otro tipo, no son los tuyos, o podría ser que simplemente ese día se han vestido con frac para la ocasión de contemplar tus mejillas arrasadas por los torrentes de agua de lluvia que asolan tu felicidad. Los ojos y los deseos suelen compartir tazas de té en un formato poco entendido de infusión con whisky, combinado que hace las delicias de aquella que se paseaba con sus vestidos vaporosos de tafetán en un recibidor del hotel de los marginados. El hotel donde Soppot se encontró con una tribu de personajes de los cuales Falseman le resultaba el más inquietante pues todo el día pretendía ser aquel que no era en una controversia imposible de entender.

Empiezo a creer que son las ganas de verte las que impiden que te vea.” Gari Sandance en “Brooklyn

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