miércoles, 8 de agosto de 2018

Zombis cercanos...


Un cadáver te habla al final de la calle, te habla y ríe en bromas que apenas ambos entendéis, te habla de su novia y de la que quería que hubiera sido su amante, cuyo nombre era Tom y el de su mujer Mary. Un cadáver te habla y te dice que es gay, que ama a los hombre y tú no puedes entender lo que ocurre a tu alrededor, solamente ves la nieve a tu alrededor y a un zombi hablando de su mujer y de su amante no relevado. Y no quieres entender anda porque tu cabeza comienza a entrar en un estado de ebullición donde los carteles de todo el parque comienzan a arder sin que tú entiendas nada.

El cadáver habla de que Ohio no se acuerda de él, de pronto se acerca otro transeúnte con un par de billetes de cinco centavos, diez en total el muy cutre, y se los ofrece. El zombi sonríe en principio y posteriormente desencaja la mandíbula y devora de un único bocado la cabeza del que ofrecía una miseria de dinero ante un prodigio de la humanidad.


¿Son humanos los zombis o son zombis los humanos?

Hoy me he dado cuenta de que realmente los humanos son zombis, vivimos en una anestesia general programada desde un cuarto de mala muerte donde el doctor Fernández y un tipo rubio nórdico sin pajolera idea de Bill Evans decidieron llevarnos a una muerte en vida. “No pensad más que en corrupción, política, el vecino, lo duro del veraneo, el colega que te putea en el curro… y luego echaos a dormir, en el sueño aparecerá vuestra felicidad”

La putada es que ahora todo el mundo es anestesista y los que se encargan de nuestra felicidad andan por otros planetas intercambiando fichas por minutos.

¿Y dónde queda el amor en todo esto?

En tus deseos amor mío, solamente en tus deseos.

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