jueves, 25 de octubre de 2018

Sin estado de gracia...





Cuando te das por vencido ante ti mismo puede que esté sin gracia. Cuando nada hay que te muestre el camino porque las huellas se borraron bajo un viento brutal, puede que estés sin gracia. Cuando el sol golpea las gotas de lluvia que te hacían sonreír y las evapora en una melodía de sacrificio ancestral, puede que estés sin gracia. Cuando las manos que no cogiste más que unos minutos se confunden con una ensoñación de dudas acerca de si existieron, puede que estés sin gracia. Cuando el laberinto cierra sus puertas y deja dentro tu alma con heridas que solo pueden restañar los labios de quien está fuera, puede que estés sin gracia.

Sin gracia, ¿gracioso? quizá, pero sin estar en estado de gracia. Pecador de los minutos las horas y los días. Sin gracia para observar las huellas en el desierto.

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