Resulta evidente que soy patético...una patetismo ancestral, una torpeza grandiosa, una idiotez saturnal.
Me lo tienen que decir para que lo vea, me lo tienen que tirar, a la cara, como guante retador, humillando mis palabras, vejando mi sentir y negando aquel cariño que surcaba cada día. Soy yo, el que no acierta en la ventana de la alcoba a mirar la desnudez en el lecho de la amada. Soy yo, sólo yo, el estúpido verbal que se esconde en alcazabas ignoradas, perdidas en el tiempo, castigo por mi indolencia, por soltarla por el viento.
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